En una entrega publicada en el portal de noticias del sector transporte T21, a finales del mes de junio de 2023, comenté los problemas que enfrentaba la gran aerolínea norteamericana Southwest Airlines, que en voz nada menos que de su propio director ejecutivo, el señor Gary Kelly, estaba “haciendo agua”, producto de la pandemia del Covid-19.
De acuerdo a versiones publicadas en meses recientes en medios del prestigio de Newsweek, Reuters y Fortune, la aerolínea nada más no levanta y se ha mantenido detrás de sus competidores en lo que toca a su desempeño financiero, registrando el valor de sus acciones una caída hacia finales del año 2024 de un 50% comparado con los niveles que tenía en el año 2021.
“Por décadas, la compañía ganó dinero aun en tiempos en los que otras aerolíneas tropezaban y hasta quebraban” se leyó en el New York Times apenas en diciembre pasado, agregando que la operadora se las ha visto complicadas para adaptarse a los cambios en el aerotransporte, dando como resultado incremento de costos, reducción de la eficiencia y hasta algunos problemas de mal servicio a sus favorecedores, derivados de todo ello.
Entre lo que más le ha pegado a la compañía con base en Dallas, Texas han sido los problemas de liderazgos, relaciones laborales y demoras en entregas y calidad de lo entregado por parte de su único proveedor actual de aeronaves (Boeing) y cancelaciones de vuelos. No hay que olvidar que con una flota de más de 800 737’s de diverso tipo, Southwest no solamente es la mayor operadora del modelo, sino que es la poseedora de la cuarta flota más grande aviones en el aerotransporte comercial a nivel global.
¿No será que es tiempo de que acabe su dependencia de Boeing y del 737 en particular? Lo veo difícil, pero en una de esas nos dan la sorpresa de que en lugar de reemplazar sus 737’s más antiguos con nuevos equipos del mismo modelo o inclusive de alguno otro que Boeing pudiera lanzar al mercado, caso del 797, los herederos de la gestión del gran Herb Kelleher, al que considero uno de los ejecutivos más influyentes de la industria de llevar a volar pasajeros, nos sorprendan con algún pedido al fabricante global, pero de origen europeo, llamado Airbus.
Si bien este analista no anticipa que Southwest se sume, por lo menos en el corto plazo, a la enorme lista de aerolíneas que han tenido que recurrir a la protección judicial para reorganizarse y pagar a sus proveedores en el marco de aquello que se conoce como Capitulo 11 de la Ley de Quiebras de los Estados Unidos, no puedo dejar de emplear sus crecientes problemas como un buen ejemplo de la complejidad del “negocio” de la aviación comercial, cuyas realidades le pueden pegar y muy duro a cualquiera. Recordemos a la original Mexicana de Aviación o a Pan Am, operadoras que en su momento, dadas sus características generales, uno jamás hubiese imaginado que terminarían fuera del mercado.
Tema fascinante el de Southwest, pero también preocupante, que habrá que seguir de cerca dada la importancia de la aerolínea.
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