La memorable hazaña del capitán Ocaña
Gerard Callanan estaba abriendo su gasolinería a las ocho de la mañana del 18 de abril de 1983, cuando escuchó un estruendo y notó a un jet volando bajo, una imagen inusual para el tranquilo pueblo donde vivía, al sur de Irlanda. Callanan observó al jet privado descendiendo por el norte, dando vuelta de reconocimiento, deduciendo correctamente que estaba ejecutando un aterrizaje de emergencia en el hipódromo cruzando la calle, porque en su comunidad no hay ningún aeródromo.