Existe un elevado número de temas que incomodan a la presente Administración Federal en materia aeronáutica. La gran mayoría de ellos se deben a cuestiones eminentemente políticas, otras por una gestión operativa cuestionable, tantas otras por problemas de concepción y planeación, y otros más por franca inacción oportuna. Sin embargo, hay otros temas todavía más incomodos: aquellos que son de naturaleza coyuntural, pero debido a que hay poca atención mediática del tema las autoridades prefieren que el tema ni siquiera se trate.
Esta negligencia es profundamente peligrosa e inaceptable, ya que, en razón de la sociedad, el momento y el contexto que vivimos difícilmente podemos excluir un tema de la agenda en razón que posee impacto en un muy elevado número de factores, procesos y coyunturas nacionales e internacionales. Como es bien sabido, una de las grandes y múltiples crisis que enfrenta esta administración es la Seguridad Pública, y podríamos llegar a pensar que el tema ya escaló a ser de Seguridad Nacional. Es precisamente este tema que trasciende en prácticamente todos los ámbitos de la vida nacional, y la aviación no es su excepción.
Algunos analistas, líderes de opinión y periodistas han señalado en días pasados que la SCT es un tema de alta preocupación para otros países como Estados Unidos, en razón de los grandes problemas estructurales y operacionales que enfrenta y que han sido relegados a segundo plano. Este es un tema que se discute en el ámbito de la Inteligencia y la Seguridad; pero hay otros temas más sensibles que por una causa u otra no se están atendiendo de manera responsable: las aeronaves “fantasmas” y “piratas”.
Ambos son problemas graves que la SCT, la SSPC y las demás dependencias del Estado Mexicano deben atender urgentemente, aunque no sea tema de común discusión ordinaria en muchos medios. El primer caso hace alusión a aeronaves que existen en los registros nacionales, pero en la realidad dichas aeronaves no existen. Son matrículas y documentación de aeronaves que no existen, pero que sirven como una excelente “cobertura” para aeronaves dedicadas a actividades ilícitas. Desde avionetas y helicópteros empleados para transportar estupefacientes, armas, migrantes indocumentados e incluso mercancía ilegal y de contrabando, la existencia de registros “fantasma” sirve para evitar ser detectados por las autoridades y poder operar en completo anonimato. Este es un tema delicado en materia de Seguridad del que poco se habla o se plantean soluciones, aunque las mismas son relativamente directas.
El segundo término empleado hace alusión a aeronaves de ala fija y rotativa que tienen una dinámica totalmente opuesta al caso anteriormente señalado: algunas organizaciones delincuenciales “clonan” matrículas, documentos, certificados e inclusive radiofrecuencias. El caso más aberrante ocurrió apenas hace unas semanas, cuando una organización delincuencial del norte del país “presumió” volando en varios municipios un helicóptero clonado de la Fuerza Aeronaval de la Armada de México. El mismo modelo, la misma pintura, las matrículas e incluso los uniformes de los pilotos idénticos e indistinguibles de los empleados por la Armada de México.
Por sorprendente que parezca (invito al lector a buscar estas imágenes en diversos medios electrónicos, donde se puede apreciar claramente esta aeronave apócrifa), no es la primera vez que esto ocurre: el año pasado diversos medios locales informaron y publicaron imágenes de aeronaves de ala fija y rotativa que sin duda eran “clonados” de aquellos empleados por la Fuerza Aérea Mexicana. De hecho, es bien sabido que los Cárteles del Narcotráfico y otros grupos delincuenciales emplean constantemente la práctica de “clonar” uniformes, armas, vehículos e incluso radiofrecuencias de las Fuerzas Armadas y de Seguridad de nuestro país. Sin embargo, el que hayan migrado y expandido sus esfuerzos para incorporar aeronaves implica un salto cuántico muy significativo en las capacidades intenciones de estas organizaciones.
Sin duda lo anterior representa una afrenta al Estado Mexicano y al Estado de Derecho, y se podría argumentar acertada e informadamente que es un tema de Seguridad Pública y Nacional importante. Sin embargo, también es un tema de urgencia prioritaria para la Seguridad Aérea, ya que estas aeronaves son evidentemente ilegales, no poseen ni operan con respeto a las normas de seguridad aeronáutica nacional, y si tienen equipos de radiocomunicación y de transmisión en frecuencias oficiales pueden generar un incidente grave, ya sea no intencional (accidente) o deliberado (atentado).
Sorprenderá al lector que en pocos espacios y en pocas oportunidades se presente y se reflexiones sobre este tema. Para el suscribiente la sorpresa es igual o mayor, ya que debido a las repercusiones potenciales supondría en múltiples espacios y entornos debería ser tema de intensa preocupación. Pero tal parece es otro tema que es mejor ignorar, olvidar y dejar de lado para muchas autoridades. He aquí la inflexión de la negligencia.
Éste, como muchos temas más, deben ser presentados, discutidos y reflexionados si buscamos fortalecer la Seguridad Aérea Nacional Integral. Debemos reconocer que todos estos temas están íntimamente inter-vinculados con otros asuntos de la vida ordinaria del país, y no podemos separarlos ni discriminarlos. Son temas que, aunque incómodas son obligadamente necesarios para su atención del Estado Mexicano y sus instituciones. No dejemos que esta falta de atención genere incidentes prevenibles y evitables, recordando que la no acción es por definición una acción.
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