La semana pasada se implementaron algunas llegadas “acortadas” como parte del rediseño del espacio aéreo de la Ciudad de México, realizado por Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (SENEAM). Esta medida, que llega tres años después de que se llevara a cabo el rediseño para la interacción con el AIFA, busca reducir el ruido en ciertas zonas de la capital durante las aproximaciones al AICM.
María Larriva Sahd, integrante del colectivo Más Seguridad Aérea, Menos Ruido, explicó que esto significa que las llegadas son más cortas y se alejan de la orografía, lo que conlleva que el ruido “se pueda corregir”.
En entrevista con A21, la especialista en aeronáutica comentó que las aerolíneas ya deben estar preparadas para cumplir con estas operaciones de llegada, pero, dijo, “hay un tiempo de ajuste donde está vigente tanto el esquema actual, como el anterior”.
Esto significa, precisó, que los pilotos pueden solicitar “una llegada o la otra” y esto llevará un tiempo de ajuste que complica el trabajo del controlador de tránsito aéreo, ya que, al ser dos llegadas, una más larga que la otra, eso puede afectar la separación entre aeronaves, por lo que los controladores tendrán una carga de trabajo adicional.
Señaló que se dará un tiempo en donde convivan las dos a fin de que las aerolíneas regulares empiecen a utilizar de tiempo completo las rutas más cortas.
La autoridad tiene que capacitar al personal, mientras que las aerolíneas, al cambiarles el procedimiento de vuelo, deben “programar” sus aviones, lo que se traduce en una carga de trabajo también extra para la aerolínea, pilotos, controladores y para la gente de navegación aérea asignada a SENEAM.
Buscan reducir el ruido
Lo que se busca, añadió, es que el número de pobladores afectados por el ruido baje sensiblemente.
Larriva Sahd explicó que, tras la implementación de las llegadas acortadas, se espera un periodo de algunas semanas para evaluar qué aerolíneas utilizan las nuevas rutas y medir el impacto en la reducción del ruido.
Indicó que los ciudadanos son los interesados en que baje el ruido pero el Gobierno no tiene los recursos técnicos ni económicos para hacerlo, “entonces, antes de emitir una opinión pública del resultado de esto, vamos a medir el ruido y realmente comprobar que se haya beneficiado a la población, ese es el primer objetivo”, dijo.
Puntualizó que hay otros objetivos, relativos a la seguridad aérea, que a los vecinos les preocupa.
“Vamos a avanzar, teniendo la relación con la Dirección General de SENEAM para que se vayan modificando los otros parámetros a fin de que la seguridad se incremente o que se reduzcan los errores que se cometieron en el diseño original”, expresó.
El rediseño del espacio aéreo en 2021
Como se recordará, en marzo de 2021 la entonces Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) puso en marcha la primera fase del rediseño del espacio aéreo en el Valle de México, esto fue el día 25, y contempló a los aeropuertos internacionales de la Ciudad de México y Toluca.
La segunda fase entró en operación con la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles en marzo de 2022.
Sin embargo, la especialista en aeronáutica expresó que este diseño fue impuesto por Seneam, debido a que el objetivo era que “Santa Lucía funcionara sí o sí y se aceptaron cosas que no estaban dentro de la legalidad”.
Por ello, dijo, se está en el camino de ir modificando eso; además recordó que a lo largo de estos tres años hubo muchas demandas y una juez les dio la razón a través del análisis de un tercero en discordia.
Indicó que, respecto al ruido, la legalidad dice que éste no debe ser arriba de 40 o 45 decibeles (dB), pero en muchos casos estos se encuentran por arriba de los 80 dB, que no es un nivel tolerable para el oído humano y que tiene afectaciones de largo plazo.
Beneficios de los nuevos procedimientos de vuelo
Larriva Sahd explicó que, con la puesta en marcha desde la semana pasada de estos nuevos procedimientos de vuelo, se busca que haya menos tiempo de vuelo para las aerolíneas, menos costo de combustible y abatir el ruido que provoca la cercanía con la orografía.
“No es lo mismo que estés volando en un lugar plano, que haya una distancia vertical más razonable; aquí (en el Valle) estamos en el mínimo, los aviones vuelan sobre el cerro, pero a altitud mínima y eso provoca ruido y unas condiciones meteorológicas incómodas para el pasajero, porque a mayor proximidad de la orografía, mayor turbulencia”, expresó.
