Desde hace algunos años las empresas han tenido que afrontar, además de los riesgos tradicionales e inherentes a su actividad, nuevos riesgos llamados emergentes, derivados de la tecnología y de nuevas tendencias en materia regulatoria.
Para este 2025 el prestigiado instituto de negocios español EALDE, identifica 6 riesgos emergentes muy claros que las empresas deberán de gestionar y el ecosistema aéreo no será la excepción. Estos riesgos son críticos y cambiarán las reglas del juego empresarial, marcando el rumbo de los negocios en el futuro inmediato.
Estos son los retos y riesgos emergentes que impactarán en 2025:
- Compliance y nuevas regulaciones globales
Las empresas aéreas por su propia y especial naturaleza están sujetas, desde hace muchos años, a una gran cantidad de regulaciones, que van desde las laborales, fiscales, ambientales, mercantiles, que cualquier empresa tiene que cumplir, desde luego la legislación bursátil si se cotiza en alguna la bolsa de valores, pasando por toda la regulación aeronáutica nacional e internacional propia de la actividad aérea, y siguiendo ahora con las nuevas regulaciones en materia de sostenibilidad (ESG), transparencia, equidad, protección de datos, ciberseguridad e inteligencia artificial, por citar las más relevantes.
Esto implica una creciente carga regulatoria que requiere de toda una maquinaria legal y administrativa para cumplirse adecuadamente, y esto seguirá intensificándose en los próximos años. Las organizaciones deberán implementar procedimientos legales robustos para evaluar y mitigar riesgos en sus operaciones y relaciones comerciales, tanto a nivel local como global.
- Sostenibilidad
En referencia a la sostenibilidad, la integración de la transparencia, las finanzas sostenibles y los factores ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) como razón de negocio en la gestión empresarial, será clave para posicionarse a nivel competitivo ante los consumidores, para efectos de rentabilidad y para el acceso a inversión y financiamiento triple A. La sostenibilidad para los stakeholders es esencial y estratégica.
Uno de los temas clave más actuales en este rubro, es encontrar el equilibrio entre el greenwashing y el greenhushing. Se está identificando ahora la práctica de las empresas que prefieren no divulgar sus logros ambientales por el riesgo de que se considere que se está engañando o confundiendo al consumidor sobre las prácticas sostenibles de la empresa y se ponga en riesgo su reputación. Con ello el mercado y el consumidor pierden información. El futuro, por tanto, exige un equilibrio entre actuar con integridad y comunicar con transparencia, evitando tanto la exageración como el silencio estratégico.
- Ciberseguridad
Las tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial generativa ofrecen oportunidades únicas, pero también exponen a las empresas a riesgos cibernéticos y dilemas éticos.
Según Sergi Simón de EALDE: “en términos de ciberseguridad, estas tecnologías tienen el potencial de exponer a las empresas a nuevas vulnerabilidades. La IA puede ser utilizada por ciberdelincuentes para crear ataques más sofisticados y dirigidos. Las empresas deberán adoptar enfoques integrales de ciberseguridad que incluyan, tanto medidas preventivas, como protocolos de respuesta a incidentes. Además, resalta que el desarrollo de políticas éticas sobre el uso de IA será fundamental para mitigar riesgos reputacionales y legales”.
- Riesgos en la cadena de suministro
En este 2025, las empresas deberán ser más ágiles y resilientes, invirtiendo en procesos y modelos de gestión de riesgos más dinámicos. Las crisis sanitarias y los conflictos geopolíticos, como la invasión rusa a Ucrania, han revelado la vulnerabilidad de las cadenas de suministro globales.
Para mitigar las interrupciones significativas, según EALDE, “las empresas deben invertir en tecnologías de monitoreo en tiempo real, desarrollar relaciones más estrechas con proveedores locales y adoptar prácticas de diversificación de riesgo. Además, la integración de criterios ESG en las cadenas de suministro no solo es una cuestión de cumplimiento, sino también una oportunidad para mejorar la sostenibilidad operativa”.
- Transición energética y barreras regionales
En este 2025 las empresas tendrán como uno de los retos más importantes la integración de fuentes de energía más sostenibles en sus operaciones. En el caso de la industria aérea, la implementación de combustibles sostenibles de aviación (SAF) es sin duda, unos de los desafíos más trascendentes debido a que se trata del objetivo prioritario del transporte aéreo a nivel global. Esto incluirá un aumento en la inversión en energías sostenibles, tecnología y la optimización de la eficiencia en su consumo.
Una estrategia clave para las empresas será, la diversificación de sus fuentes de energía, el uso de tecnologías emergentes como el hidrógeno verde y la colaboración con gobiernos y actores privados para acelerar la transición.
- Polarización social
Finalmente, EALDE advierte sobre el impacto de la polarización social en la estrategia empresarial. Es difícil evadirse del ambiente polarizado que nos inunda. La sociedad consciente parece que exige a las empresas, además de una buena oferta comercial, una contribución a los valores y causas sociales.
Nuevos regímenes políticos radicales están asumiendo el poder, lo que sin duda genera polarización, más los conflictos comerciales, geopolíticos, la migración mundial, entre otros varios factores que las empresas tendrán que considerar para prevenir posibles afectaciones.
Estos desafíos y riesgos emergentes provocarán que las empresas redefinan sus estrategias corporativas, para adaptarse a nuevas y más complejas regulaciones, integrando la sostenibilidad como parte esencial del negocio, implementando las nuevas tecnologías y afrontando el entorno social polarizado que hoy se vive a nivel global.
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