Iniciamos un año nuevamente colmado de desafíos y oportunidades para el sector del transporte aéreo de nuestro país.
Por mencionar solo los que tienen los reflectores encima:
-El proceso de recuperación de la Categoría 1 ante la FAA, este mes de enero será clave, se espera la visita del director de dicha autoridad de aviación americana en la que revisará el cumplimiento del plan de acción correctiva que le presentaron hace un par de meses atrás, y así estar en condiciones de acordar una fecha para la siguiente auditoría; esto en el mejor de los escenarios. Esperemos que temas como las reformas a la legislación aeronáutica, que están a la espera de llegar al Congreso para su análisis y eventual aprobación, e incluso algunos temas de seguridad que se vivieron hace escasos días en aeropuertos del norte de nuestro país, no afecten este proceso de recategorización.
-La gestión del Sistema Aeroportuario Metropolitano, particularmente el peculiar proceso de traslado de operaciones de pasajeros y carga al AIFA, las certificaciones pendientes y/o en proceso y la puesta a punto de la infraestructura y servicios que requiere este aeropuerto para atender a los usuarios de forma segura, eficiente y competitiva. Y, por otro lado, la reparación o restauración pendiente del AICM, para que los años que le quedan por vivir, opere también de manera segura y con el mejor nivel de servicio posible.
-El sofisma del cabotaje, un paralogismo que después de leer y releer opiniones de propios y extraños, de ultra especialistas y neófitos, pareciera seguir sin pies ni cabeza, sin casos equivalentes de éxito comparables ni equiparables, sin sustento ni justificación aeronáutica, comercial, económica ni normativa.
-La nueva aerolínea estatal “Mexicana”, esta nueva línea aérea, que será operada por la SEDENA, que volará con aeronaves de distintos tipos y modelos, provenientes de distintas entidades oficiales, incluyendo el avión presidencial y que funcionará con modelos de negocio y operación que pondrán a prueba las leyes universales financieras, de mercado, de competencia y de sostenibilidad.
Otros temas como la reingeniería y resurgimiento del regulador, que son necesidad y reclamo añejos, así como el diseño de un plan nacional estratégico para el desarrollo de la aviación nacional, son otros temas que, sin duda, requerirán también de atención, gestión y resolución por parte de nuestra comunidad aeronáutica nacional.
En fin, como podemos ver, será un año pletórico, repleto de retos a vencer y a superar, de temas por gestionar y resolver, de implementar planes e iniciativas que contribuyan a cerrar positivamente la parte final de este lento proceso de recuperación y reposicionamiento de la industria aérea nacional. La colaboración, el acompañamiento y las propuestas que surjan de los colegios, de las asociaciones de profesionales, de las escuelas y universidades, de las empresas y sindicatos, serán sin duda, punta de lanza para fortalecer la estabilidad y el crecimiento de nuestra industria, siempre en beneficio de los usuarios de todas las modalidades del transporte aéreo en México.
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