El pasado lunes 2 de octubre se anunció que la investigación sobre los mecanismos del "reloj biológico", es decir, los procesos moleculares y genéticos que regulan los "horarios" de nuestro día a día, fue galardonada con el Premio Nobel de Medicina 2017.
Los científicos estadounidenses Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young fueron reconocidos por sus descubrimientos a lo largo de 12 años continuos de estudios "acerca de los mecanismos moleculares que controlan el ritmo circadiano", señaló un comunicado de la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo, Suecia.
La frase "ritmo circadiano" fue acuñada por Franz Halberg en 1959, y se refiere a un periodo de 24 horas en el que los patrones de sueño, alimentación, conducta, liberación de hormonas e incluso circulación sanguinea de un ser vivo se sincronizan con el ambiente circundante.
Our biological clock helps to regulate sleep patterns, feeding behavior, hormone release and blood pressure #NobelPrize pic.twitter.com/NgL7761AFE
— The Nobel Prize (@NobelPrize) 2 de octubre de 2017
(Estos hallazgos) explican cómo las plantas, los animales y los seres humanos adaptan su ritmo biológico para que se sincronice con las revoluciones de la Tierra", añadió el organismo
En el caso específico de la aviación, la teoría del reloj biológico ha ayudado a comprender las dificultades que experimentan los viajeros por el temido jet lag, término que se utiliza comúnmente para nombrar el transtorno conocido como descompensación horaria de vuelos.
¿Qué es el jet lag?
De acuerdo con el doctor Octavio Amezcua, piloto aviador y experto en Medicina de Aviación y del Espacio, este anglicismo "se refiere a una gama de síntomas experimentados de manera simultánea cuando nuestro cuerpo trata de adaptarse a un horario de claridad-obscuridad diferente al de casa, después de un vuelo a una nueva zona horaria".
El jet lag se manifiesta de varias maneras y afecta a personas de todas las edades, quienes pueden presentar problemas de sueño en la noche, somnolencia y estado letárgico (con falta de energía) durante el día, y la mayoría de las veces también causa problemas de digestión.
Este padecimiento es el resultado de un 'desajuste' del reloj interno del cuerpo, que no es capaz de adaptarse inmediatamente a una nueva zona horaria.
Según el especialista, cruzar de siete a doce zonas horarias generalmente resulta en un desfase más grave que cuando se cruzan de tres a seis. Asimismo, el efecto es más drástico en rutas hacia el Este (por ejemplo, México-Europa) que en la dirección contraria, tomando como referencia el mismo número de zonas horarias.
Se estima que el cuerpo necesita un día para recuperar cada hora de desequilibrio; por ejemplo, si el viaje es de 10 horas, pueden pasar hasta 10 días en que el organismo recupere sus patrones normales de funcionamiento.
No obstante, Amezcua advierte que los síntomas del jet lag pasan después de unos días sin la necesidad de tratamiento alguno, y que prevenir este padecimiento es prácticamente imposible.
Algunas recomendaciones para minimizar sus efectos son: ejercicio; dieta balanceada; adaptar paulatinamente la rutina con base en los horarios del destino al que se va a viajar; no ingerir cafeína ni bebidas alcohólicas, y tomar agua durante el vuelo; y al aterrizar, ajustar de inmediato los horarios de alimentación y sueño.
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