Cuando me econtré al “Maistro” de sobrecargo
Un día, hace unos treinta y tantos años, por ahí del 1994 o 1995, justo cuando la compañía Transportes Aéreos Ejecutivos, mejor conocida por sus siglas TAESA, se encontraba en pleno esplendor, tanto así que sus aeronaves portaban la bandera mexicana en vuelos chárter y regulares de pasajeros y carga virtualmente por todo el orbe, me encontré en el ambulatorio del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) con mi amigo y compañero de estudios universitarios, de iniciales J.J., mejor conocido entre los cuates como el “Maistro”, orgullosamente portando el uniforme de sobrecargo de