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23/12/2024

… Pocas palabras

José Medina Go… / Lunes, 7 Marzo 2022 - 12:00

Al buen entendedor, pocas palabras” Así reza el ampliamente difundido dicho mexicano. En cinco palabras se expresan conceptos esenciales que parecen eludirnos en la realidad cotidiana. Esto aplica no sólo al común de las personas que integran una sociedad, sino también a  académicos, especialistas, expertos y eruditos. Y es que, en palabras de Sir Arthur Conan Doyle, “no hay nada más elusivo que un hecho obvio”. 

El tema central de esta columna semanal es la Inteligencia Aeroespacial. Como hemos apuntado en numerosas ocasiones, la Inteligencia es el proceso integral por el cual se adquiere, procesa, analiza e interpreta un conjunto de información derivada de diversas fuentes y medios para coadyuvar a la toma de decisiones, tanto para fines de comprensión de la realidad, así como para exponer potenciales escenarios futuros. Lo anterior implica que quien recibe estos productos tiene la capacidad de entenderlos, aprovecharlos y transformarlos en recursos valiosos para tomar decisiones y emprender acciones subsecuentes

Sin duda en este sintético espacio semanal es imposible dar un producto de Inteligencia completo. Eso no implica que quienes toman decisiones de alto nivel no tengan el tiempo, los recursos, los medios y los insumos necesarios para recibir informes, análisis e interpretaciones exhaustivos. Por el contrario, ellos son los principales consumidores de esta rama integral de conocimiento humano, e inclusive algunos de ellos (pocos, pero los hay) provienen del medio de Inteligencia, por lo que entienden claramente sus alcances, potencialidades y trascendencia.

Sería lógico esperar que con tal riqueza analítica su desempeño se viera fortalecido. Pero en nuestro país, por desgracia, estamos viendo justo lo contrario. Vemos autoridades, figuras que debieran ser de liderazgo, funcionarios, e inclusive personal que debiéramos considerar “especialista” al ser egresado de planteles especializados en materia aeronáutica y haberse desempeñado en el sector por años, que prefieren negar lo obvio antes de escuchar un resultado analítico poco favorecedor o que potencialmente les podría hacer “quedar mal” ante los ojos de sus superiores. Peor aún, muchos de ellos demuestran a través de sus actitudes, declaraciones y desplantes (por desgracia) que no están entendiendo los fenómenos que los rodean, o que simplemente no tienen la capacidad de entender una realidad que se les viene encima.

La aeronáutica y el entorno espacial son temas complejos, y se requiere de experiencia para poder entender a detalle algunos conceptos clave. Inclusive, es imposible que una persona sea especialista en todos los aspectos de la aeronáutica o la industria espacial; por eso hay especialistas en diversas subramas dentro del sector. No hay “todólogos”, solo especialistas que deben colaborar mutuamente y contribuir en un entorno en constante estado de adaptación y transformación. 

Por ello, cuando vemos a funcionarios públicos, personal operativo y de soporte, o profesionales del medio que en vez de reconocer que México está transitando una profunda crisis aeronáutica (¡y ni qué decir del entorno espacial!) prefieren negarla y apoyar un conjunto de afirmaciones ideológicas por dogma, podemos dimensionar la gravedad del problema. Pareciera que muchos actores a quienes deberíamos considerar como punto de referencia, estándar de desempeño, o ejemplo a seguir, prefieren hacer defensa a ultranza de un discurso público en vez de señalar situaciones evidentes.

Es impresionante ver cómo en las últimas semanas la postura de estas “autoridades”, funcionarios, representantes y hasta empleados se ha endurecido. Sigue el clima de descalificación a la crítica informada, así como la agresión a quienes consideran atacan su ideología (aunque muchas veces es solo una percepción equivocada), y a actores nacionales e internacionales que tan sólo apuntan a lo autoevidente. Estas “autoridades” siguen en un camino de distorsionar la realidad a plena vista de todos, lo que en Contrainteligencia se denomina “desinformación”. Este término no se debe identificar como sinónimo de “mentira”, sino como una manipulación de la verdad para ajustarse a un mensaje político-ideológico-dogmático en particular. Y eso, en aeronáutica, es extremadamente peligroso.

Nuestro sector requiere de manera permanente un requisito: certidumbre. Sobre ella se construye la confianza, se consolidan visiones, se trasciende al porvenir. Sin ella, no hay mucho que hacer. Eso es exactamente lo que algunas autoridades, funcionarios, colaboradores, y actores del medio, no están haciendo. Y aclaro “algunos”, por que sin duda hay en nuestro sector gente muy valiosa, con carácter irreprochable, con dignidad profesional, y con aplomo a toda prueba y de gran valía. Pero cada vez son menos, replegados por la obstinada oclusión de quienes quieren imponerse por la mala; generando pleitos para acallar a quienes perciben como “adversarios”; desacreditando, denostando y despreciando a quienes tienen opiniones adversas; o bien a quienes simplemente no entienden.

Tal es el escenario que enfrentamos. Desde la Inteligencia debemos llegar a un análisis humano desde lo humano. Desearíamos que pudiéramos tener conversaciones de altura, pero debemos reconocer que algunas de estas figuras que debieran ser referentes o no entienden lo que está pasando en México, en el mundo o el porvenir; o no logran ver la trascendencia de sus acciones en el largo plazo; o simplemente no les importa.

Lamentablemente, la evidencia de ello se sigue apilando. Distantes estamos de los objetivos, metas y aspiraciones en materia aeronáutica y aeroespacial que teníamos apenas hace tres años. Cada vez más lejos estamos de ver a nuestro país a la altura que requiere. Cada vez es más obvio que al menos en el sector aeronáutico y espacial estamos perdiendo terreno frente al entorno internacional, y estamos en franco retroceso.

En resumen: “Al buen entendedor, …”

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