Los aviones eléctricos rentables y los reactores propulsados por hidrógeno actualmente sólo vuelan en los sueños de los ingenieros; sin embargo, muchas aerolíneas ya trabajan en reducir sus emisiones de carbono fomentando el uso de combustible de aviación sostenible (SAF).
El SAF puede ser la mejor esperanza de las aerolíneas para cumplir sus compromisos de lograr cero emisiones netas de carbono para 2050. La Coalición Cielos Limpios para el Mañana del Foro Económico Mundial, estableció el objetivo de adoptar un 10% de SAF para 2030.
"Lo que estamos haciendo ahora es crear un sector completamente nuevo", afirmó Sam Coleman, responsable de comunicación sobre sostenibilidad de United Airlines.
Para Dawna Rhoades, catedrática de Estrategia y directora del Departamento de Gestión, Marketing y Operaciones de la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle de Florida, el mayor atributo del SAF por ahora es que está disponible y es una entidad reconocida, de acuerdo con información de PhocusWire.
El impulso de aviones propulsados por hidrógeno y electricidad para vuelos de larga distancia está aún muy lejos, y sería una inversión arriesgada si no funcionara, según Rhoades.
“Casi todas las compañías aéreas del mundo han anunciado que han realizado algún vuelo en el que entre el 25 y el 30% del combustible era SAF, pues es algo que saben que pueden hacer y pueden planificar”, comentó Rhodes.
Además, el tamaño del mercado de SAF alcanzó los 1,100 millones de dólares en 2022, frente a los 50 millones de dólares en 2019, un "crecimiento increíble", declaró Sara Bogdan, directora de sostenibilidad y gobierno ambiental, social y corporativo (ESG) en JetBlue.
“La reducción de las emisiones de CO2 a lo largo del ciclo de vida de SAF, combinada con su capacidad probada y aprobada para instalarse en la infraestructura actual, lo convierten en la forma más significativa de abordar las emisiones de la aviación hoy en día, al tiempo que satisface la demanda actual de viajes aéreos”, añadió Bogdan.
Sin embargo, los expertos y los profesionales del sector afirman que una mayor participación de los gobiernos y la cooperación dentro de la industria son claves para que el SAF se extienda lo suficiente como para marcar la diferencia.
JetBlue y Alaska Airlines aspiran a conseguir cero emisiones netas de carbono en 2040. Ambas aerolíneas anunciaron en marzo que se habían asociado con Shell Aviation para llevar un suministro adicional de SAF al Aeropuerto Internacional de Los Ángeles.
Además, empresas como Bank of America, Boom Supersonic, Boston Consulting Group, JPMorgan Chase, Meta y la organización sin ánimo de lucro RMI anunciaron el 4 de abril que se habían unido a través de la Alianza de Compradores de Aviación Sostenible (SABA) para adquirir certificados SAF a gran escala.
Algunas aerolíneas también están invitando a sus clientes a contribuir. En febrero, Lufthansa Group empezó a ofrecer "tarifas verdes" que incluyen la compensación de emisiones conseguida mediante una combinación del 20% de SAF y el 80% contribuyendo a proyectos de protección del clima, y JetBlue lanzó una nueva plataforma climática para ayudar a los pasajeros a contribuir a la compra de SAF. Múltiples aerolíneas ofrecen ahora a los clientes la opción de comprar un complemento a su boleto que pretende reducir el impacto ambiental de sus vuelos.
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