Y continúa el plan del Ejecutivo para detener progresivamente las operaciones en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
En su afán de hacer funcional el aeropuerto Felipe Ángeles, el Presidente de la República ha decretado el cese de operaciones a las empresas cargueras en el AICM desde el 1 de septiembre 2023, lo que ha ocasionado el desplome de ingresos en ese rubro.
También es un hecho que las operaciones de transporte a pasajeros ha bajado de 90 operaciones por hora, en 2018, a 63 en 2023 y posteriormente el presidente presentó una iniciativa para que, a partir de enero, las operaciones sean disminuidas a razón de 42 por hora, lo que en consecuencia ocasionará un desastre y un colapso de proporciones bíblicas por la cantidad de conexiones que ya no operarán y que, como consecuencia, sufrirán los pasajeros y su carga.
Las aeronaves de procedencia extranjera y nacional se encontrarán en un estado de indefensión absoluta al no tener las opciones para continuar su viaje y tan solo contar con una muy limitada línea de slots.
La migración a un aeropuerto carente de las instalaciones necesarias hace entrever los grandes problemas que se presentarán.
Y es que las decisiones tomadas al vapor para operar el AIFA, sin los estudios requeridos, en los que se encuentran, falta de logística, espacios de llegada, terminales, servicios de mantenimiento, soporte terrestre, combustible, personal de tráfico, operaciones, mantenimiento, red de comunicaciones, transporte de carga y equipaje, servicios básicos de transporte terrestre, han sido obviados de tal manera que los pasajeros quedarán varados inevitablemente.
El decreto es el decreto:
Simplemente no hay ni existe manera de hacer cambiar la decisión de que, por decreto, se opere el AIFA, no importando cuánta gente sufra las consecuencias.
El deterioro del AICM, provocado por la evidente falta de mantenimiento en todas las áreas y por la falta de inversión que se necesita diariamente, molesta a la gente que, por supuesto, se da cuenta de lo que ocurre y contrasta con lo que otrora fuera un aeropuerto de reconocimiento mundial en funcionalidad y desarrollo.
A menos de un año del término de sexenio, las decisiones siguen manejándose con ocurrencias en las que ahora se incluye el incremento del TUA, lo que ha provocado el desplome de las acciones de los tres grupos aeroportuarios privados Grupo Aeroportuario del Centro Norte (OMA), Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP) y Grupo Aeroportuario del Sureste (ASUR), con excepción del AICM y el AIFA.
OMA retrocedió 26.32 por ciento; GAP, 22.15 por ciento; ASUR 16.45 por ciento, al cierre de esta pérdida en los títulos ocasionó el desplome del sector que arrastró consigo a la Bolsa, cuyo principal índice, el S&P BMV IPC, concluyó con una baja de 2.59 por ciento. Fuente: Bloomberg y Reforma diario.
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