Los incendios en la región de la Amazonía han sido la noticia de lo que podría ser el desastre ambiental de siglo. Según BBC, Brasil registra en lo que va de 2019 un 80% más de incendios forestales que en los mismos meses del año pasado, un récord en los últimos seis años. Los incendios que desde hace semanas azotan a la Amazonía no se limitan sólo esta región en Brasil. Además, también han sido presas de las llamas grandes extensiones en Bolivia y Paraguay. Sin embargo, el impacto de estos incendios localizados en América del Sur no se limita a esta parte del mundo, sino que afectan a todo el planeta.
En el caso de México, de acuerdo con datos de CONAFOR, la afectación, el total nacional de superficie afectada por incendios a julio de 2019 es de 571 mil 790 hectáreas. Echando un vistazo a las estadísticas de resultados por Estado a nivel nacional, el cuadro queda así, siendo el Estado de México el estado que ocupa el tercer lugar en cuanto a menor hectáreas afectadas por incendios:
Estado |
Superficie afectada |
Índice ha/inc |
1. Baja California Sur |
4.00 |
4.00 |
2. Ciudad de México |
3,242.00 |
6.08 |
3. México |
13,498.00 |
9.15 |
4. Tlaxcala |
3,340.00 |
11.02 |
5. Hidalgo |
1,687.00 |
12.22 |
Total Nacional |
571,790.00 |
79.89 |
*Fuente: CONAFOR 25 de julio de 2019
Con estos números y la gran biodiversidad que hay que proteger, la pregunta obligada es: ¿Está el Estado Mexicano preparado para una contingencia análoga a la de Brasil?
Parte de contar con las capacidades para afrontar este tipo de riesgos es contar con infraestructura humana y material adecuada. Y es aquí donde la aviación puede contribuir. En relación con la aviación y el fuego suelen darse dos posibles escenarios: o un avión que se quema y que hay que apagar (por eso todos los aeródromos deben contar por norma con un CREI –centro de respuesta y extinción de incendios–); o un avión que ayuda a apagar el fuego. Lo que se conoce como aviación para extinción de incendios (fireaviation).
Una propuesta que debe ser analizada desde mi perspectiva y que yo haría es constituir un Centro Nacional de Atención a Incendios Forestales que sea un órgano desconcentrado no sectorizado o bien una empresa paraestatal. Pero, ¿por qué una empresa paraestatal?
La aviación es una industria necesaria –yo diría indispensable– para mover la economía. Pero los aviones no son baratos. Mucho menos los aviones relacionados con el combate y extinción de incendios. Los incendios suelen presentarse –no necesariamente– por temporadas. Esto implica una considerable inversión en capacidad operacional de miles de metros cúbicos de líquido retardante, de miles de litros de agua, con basea la extensión de superficie afectada. Resulta muy poco eficaz usar un “bucket” pendiendo de un helicóptero como estrategia principal –aunque todo suma en una catástrofe– pero un recurso mal utilizado no sólo genera falsas expectativas sino costos derivados que podrían focalizarse mejor en un enfoque de costo-beneficio.
Por lo que es necesario invertir y mucho para contar con una flota de aviones los suficientemente robusta y con buen mantenimiento que sea una contramedida proporcional y eficaz al riesgo de un incendio de muy grandes dimensiones. ¿El problema? La inversión inicial y los altos costos fijos. ¿Posible solución? Una empresa paraestatal que pueda no sólo comparar y operar las aeronaves, así como construir y mantener operativa una base, sino también rentar las aeronaves o prestar el servicio de combate incendios a gobiernos locales o extranjeros. ¿y por qué no? hacer arrendamiento húmedo y seco de flota.
Si México contara con una empresa paraestatal con dos o tres bases en la que está distribuida su flota, podría tener capacidades para responder a la temporada de incendios rurales y forestales en el territorio nacional, descargando a las fuerzas armadas –dada la enorme tarea que tienen de asegurar la soberanía y ahora también combatir en temas de seguridad pública–. Además, fuera de temporada, podría prestar servicios fuera del país o arrendar su flota. Servicios por los que cobraría, logrando una viabilidada financiera plausible.
Ojo, esto lo puede hacer el gobierno, pero también pueden emprenderlo los particulares, como pasa en los Estados Unidos.
Twitter: @rsotomorales
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