El presidente del Sindicato Español de Pilotos de Línea Aérea (SEPLA), Óscar Sanguino González, es muy claro cuando relata la experiencia de Europa en cuanto al Cabotaje. Recordemos que España es parte de la Unión Europea (UE), donde todos los países miembros tienen un estatuto común, una moneda común, un territorio común, pues, pese a que cada país continúa teniendo cierta autonomía, sus políticas económicas, laborales, de migración y demás, se han homologado.
En ese contexto, en los años 90 se empezó a abrir el espacio aéreo de los países miembros de la UE al cabotaje, con la idea de que las aerolíneas de un país de la Unión (subrayo: sólo de la Unión Europea) pudieran hacer vuelos dentro del territorio de otro de los países miembro. Y el experimento, lo comenta Sanguino, fue una mala apuesta y costó mucho trabajo enderezarlo.
¿Qué sucedió? Muy simple: las aerolíneas que aprovecharon estas libertades del aire siempre DENTRO del territorio de la UE, fueron las menos sólidas, en general fueron las de bajo costo que encontraron un resquicio para crecer y sin duda ampliaron el número de vuelos y bajaron las tarifas, pero a costa de dos plagas: bajar la calidad de los servicios (recordemos cuando RyanAir solía llegar “en la rayita” a los aeropuertos de destino con su política de ahorro de combustible, que ponía en peligro la operación al carecer de reserva para emergencias; o cuando los españoles se quejaban de los piojos en los asientos).
La otra plaga fue peor: el llamado “colonialismo empresarial”, que en términos llanos significa que las decisiones de quién viaja, a dónde, cuándo y a qué precio no las toman las naciones, sino las empresas foráneas (y eso que pertenecían al mismo territorio político).
Estas dos plagas tuvieron que ser combatidas con las leyes en la mano, la supervisión estricta de la autoridad aeronáutica -que había sido debilitada por una captura orgánica de esas mismas empresas depredadoras, en detrimento del sistema y de las aerolíneas tradicionales- y gracias también a la presión del público usuario.
Ahí está el ejemplo más claro de que esta política de abrir los cielos al Cabotaje es costosa y no ayuda a mejorar el sistema de transporte aéreo. Hay otros ejemplos, desde luego, como Perú que se quedó sin autonomía para garantizar la conectividad aérea en su territorio, o Chile que de plano echó marcha atrás en esta pretensión por lo mal que le fue.
Ahora, el secretario Nuño les dice a los legisladores de Morena que lo del Cabotaje es mínimo, que sólo es en casos especiales, que nada más para ciertos aeropuertos. Pero abrir el Cabotaje (y eso LO DICE EL CONVENIO DE CHICAGO, que tiene rango de Ley) es parejo para todo el territorio y todas las naciones que tienen convenios con México. Pero esto es como decir que una persona está embarazada pero “nomás tantito”. Por supuesto, el embarazo irá madurando y el bebé nacerá, crecerá y llegará a ser adulto.
¡Por favor! No seamos ingenuos: el Cabotaje es nocivo, chiquito o grande.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio. E-mail: raviles0829@gmail.com
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