En la ermita del Cerro Viejo está un campesino dando gracias el fin del año. “Virgencita: este año fue muy difícil. Se perdieron las cosechas por las inundaciones, pero gracias; se nos quemó la casa y perdimos todo, pero gracias; la Lupe me dejó porque no aguantó, pero gracias; los muchachos se fueron a la Capital y me dejaron solo, pero gracias; y me quitaron mi tierra por no pagar mis deudas, pero gracias. Eso sí: pa’l próximo año búscate otro pen..itente”.
Así está la industria aérea en México. Después de todos los asuntos que se han ido ventilando en los últimos 4 años, con la supuesta idea oficial de que se está construyendo infraestructura, haciéndola eficaz al presionar para que tenga uso, incitando a la “competencia” a través de amagos de abrir los cielos, exponiendo a las aerolíneas a las condiciones más penosas en cuanto a sus posibilidades de crecimiento en Categoría 2, creando a un competidor oficial en Sedena para aeropuertos y aerolíneas y publicando circulares y leyes que cambian en muchos aspectos las condiciones previas, la verdad es que la industria ruega porque el gobierno federal encuentre un sector distinto en el cual concentrar sus esfuerzos.
Después de que todas las empresas de carga aérea y sus agrupaciones se pronunciaron con razones técnicas, económicas, logísticas y hasta de sentido común, en las páginas de la CONAMER, -donde se esgrimen argumentos que cualquiera que los lea y revise con cuidado se da cuenta de la razón que les asiste para solicitar un plazo mínimo de un año para desalojar el AICM-, lo más que lograron las cargueras fue que la autoridad les concediera 18 días más para mudarse perentoriamente.
El pretexto fue que si DHL -la que, además, ni siquiera opera de fijo desde el AICM- anunció ya la inauguración de un vuelo de carga desde el AIFA a mediados de febrero, el resto de las empresas de carga puede y debería dejar el AICM y, aunque el proyecto de decreto no lo dice el presidente sí, mudarse al AIFA.
Lo cierto es que aun cuando se puede decir con certeza que ha habido pláticas y consultas con el sector de carga aérea y se han ventilado sus preocupaciones en ellas, la parte final de la ejecución de este encargo fue el que falló: una cosa es poder hablar y otra ser escuchado.
Y aun cuando es evidente que algunos funcionarios se esfuerzan por dar respuesta a las necesidades del sector, también lo es que dentro de la misma administración hay posturas contrarias que piensan que por la fuerza lograrán que el AIFA “tenga éxito” (si a lo que resulte se le puede llamar así) sin darse cuenta que están dinamitando todos los puentes con una industria que es global y por muy bien situados geográficamente y con tratados comerciales que México tenga, terminará por cansarse.
Los únicos que aquí están y aquí se quedan (si sobreviven) son las empresas mexicanas y sus trabajadores. Y ojo: los políticos también se van.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio. E-mail: raviles0829@gmail.com
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