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24/11/2024

Aviación regional: lo que debería atender la nueva aerolínea militar

Juan A. José / Miércoles, 1 Noviembre 2023 - 01:00

No lo voy a negar: por más que algunos compañeros de Mexicana de Aviación recibieron algo de dinero por ello, me cuesta enorme trabajo referirme a la nueva aerolínea militar como Mexicana de Aviación, conforme siento que lo que están haciendo con ella no es digno de la marca que les compró con nuestros impuestos el presidente en turno.

Estuve muy cerca de la nueva aerolínea, quizás más de lo que yo mismo hubiese deseado y seguiré pendiente de lo que le ocurra, simple y sencillamente porque amo a la aviación mexicana y me preocupa su futuro, en el cual, estemos de acuerdo o no, la voz castrense tendrá mucho que decir, cuando menos por una década.

Hace más de un año tuve la oportunidad de dar mi opinión, que por lo visto no fue tomada en cuenta, respecto a algunos temas relacionados con la conformación de la operadora aérea civil operada por militares, a la que le veía, y de hecho le sigo atribuyendo, beneficios en favor de México en la medida que atendiese los mercados regionales que las actuales aerolíneas mexicanas o no quieren o no pueden cubrir, especialmente los abandonados con el cierre de operaciones de esa gran operadora aérea que fue Aeromar. “Nada tenemos que hacer peleándonos con Aeroméxico, Viva Aerobus y Volaris en rutas como Valle de México a Cancún, Guadalajara, Monterrey, Tijuana”, les decía su servidor, al que insisto, ¡no pelaron!

El resultado está a la vista en forma de una página web que comenzó a aceptar reservaciones de vuelos troncales que, se sabe, simple y sencillamente, por lo menos hasta el momento de enviar a publicación esta entrega, tienen muy, pero muy pocas posibilidades de ser realmente operados a partir del 2 de diciembre próximo, por más que algunos funcionarios públicos digan lo contrario, para comenzar, por falta de una herramienta tan básica en una aerolínea como son los aviones.

Pero hagamos un poco de historia, rescatando parte de lo que publiqué a comienzos de este 2023 en un espacio hermano de A21 respecto a la aviación regional mexicana:

Para los mexicanos nacidos en las postrimerías del siglo XX, abordar un camión resultaba una experiencia lenta y poco grata. Nada que ver entre lo que se ofrece hoy día a los pasajeros en las terminales de autobuses mexicanas a lo que recibíamos por ahí de los años 60, 70 y 80 pasados. Hay que reconocerlo, las operadoras de autotransporte foráneo de pasajeros mexicanas han hecho un gran trabajo con su producto, tanto así que los usuarios, aun los más recalcitrantes aeronáuticos, nos sentimos más cómodos en un camión Volvo de dos pisos que en un Airbus o en un Boeing configurado para el modelo “low cost”.

Hablar en aquel momento de autopistas era referirse a unas cuantas, por lo que no resulta temerario afirmar que ir de un lado a otro en México era tardado, incómodo y peligroso, luego entonces, a nadie debe sorprender que en los aeropuertos del país tuviesen lugar una cantidad de vuelos de carácter regional, destinados a atender una demanda de aerotransporte proveniente principalmente de las clases medias y altas, las empresas, los grandes agricultores y ganaderos, profesionistas, deportistas, artistas y los niveles superiores de la burocracia, que justificaba la existencia de ahora icónicas aerolíneas regionales, una de las cuales me parece particularmente representativa, me refiero al sistema de Aeronaves Alimentadoras, filial de Aeronaves de México, que operó de 1968 a 1978, integrado por varias pequeñas aerolíneas regionales, volando diversos tipos de aviones, entre los cuales recuerdo con cariño a las “guajolotas” o de Havilland Canada DHC-6 “twin otter”. ¡Caramba!, si hasta operaron vuelos de itinerario en el aeropuerto de Isla Mujeres, procedentes de Mérida, antes del surgimiento del monstruo turístico llamado Cancún. Y es que por los altos costos de operación del segmento regional el común denominador son tarifas muy superiores a lo que se pagaba por kilómetro recorrido en un vuelo en una troncal nacional, premisa que considero sigue siendo válida. Es así que sostengo que los modernos servicios de transporte federal terrestre de pasajeros, de gran calidad, virtualmente mataron a esa maravillosa aviación regional mexicana, que trae gratos recuerdos a los de mi generación y que tantas molestias y tiempo ahorraba a quienes pudieran pagar en boleto en ella.

Creo que el mensaje es claro: las variables en la ecuación que han hecho del modelo de alta eficiencia operativa y bajos costos el éxito que es actualmente en los mercados de mediana distancia, entre las que se encuentra la capacidad de robarle pasajeros al autobús, no son tan efectivas en el mercado regional en el que generalmente se debe participar con aeronaves más pequeñas e insisto, con mayores costos de operación que, a menos que se decida compensarlos mediante subsidios, algo que pienso no es tan mala idea para efectos de lograr cierta conectividad, se traducen en tarifas fuera del alcance de la mayoría de los consumidores, para los que actualmente, insisto, existe la opción de excelentes servicios en camiones que además tienen el valor agregado de no verse sometidos tan frecuentemente a las crecientes restricciones, complicaciones y retrasos que se registran en los aeropuertos.

¿Qué tal le caerían a Lázaro Cárdenas, Michoacán; a Saltillo y Piedras Negras, Coahuila; a Tamuín, San Luis Potosí; a Ixtepec, Oaxaca; a Palenque, Chiapas y a Poza Rica, el contar con vuelos regulares de pasajeros y carga desde y hacia el Valle de México?

¿Cómo le vendría a Nogales, Sonora, un vuelo digamos desde Hermosillo, Culiacán o Mazatlán, que la vinculen mediante una sencilla conexión con aeropuertos como Guadalajara, Monterrey y la Ciudad de México?

¿Qué opina de unir nuevamente de manera directa a Mérida, Yucatán con Cancún, Chetumal, Cozumel y ahora con Tulum, Quintana Roo?

El aerotransporte regional mexicano tiene tantas oportunidades de desarrollo sostenible en mercados por todo el país que, me parece ahora, que prácticamente “todo está en el aire” con esto de las muy públicas y comentadas complicaciones en la gestación de la nueva aerolínea civil vestida de uniforme militar quizás sea tiempo de que la misma se deje de Boeing 737-800 en rutas troncales y mejor ponga a volar, por ejemplo, esos ATR 42 y 72 que solía operar Aeromar y que se están echando a perder en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en rutas regionales.

Hablando de ATR y sus capacidades de operar en pistas cortas, ¿qué tal le caería a la sociedad que el Estado mexicano contase con una flota de ellos, que además de ser operados por la nueva aerolínea para mejorar la conectividad regular, eventualmente pudieran apoyar a las fuerzas armadas, entidades gubernamentales y las que no lo son en casos de desastres como el que acaba de ocurrir en el estado de Guerrero?

En fin, sólo un punto de vista…

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