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27/04/2024

Una telenovela llamada Aeromar

Juan A. José / Martes, 31 Enero 2023 - 21:40

Me sumerjo en mis antecedentes y me doy cuenta que, de una manera u otra, la compañía Transportes Aeromar, S.A. de C.V. (Aeromar), lleva más de un lustro viendo la manera de reinventarse.

En una nota, fechada en 2016, comenté sobre el acercamiento del Grupo Synergy del empresario boliviano, brasileño y colombiano, Germán Efromovich y los dueños de Aeromar, entre los que destaca la familia Katz, eventos que este columnista relacionó con la creación de una eventual y, en mi opinión, nada descabellada idea de una “Avianca México”.

En los comentarios actuales que se vierten públicamente en torno a la precaria condición financiera en la que se encuentra la que, no hay que olvidar que en función de la razón social que ostenta su Certificado de Operador Aéreo (AOC) es la aerolínea en operación más antigua de México, se habla mucho de que sus problemas comenzaron con la muerte de su gran fundador, el señor Marcos David Katz. Quizás, insisto, quizás, haya mucha razón en ello ya que, tal y como la historia empresarial registra, los herederos no siempre logran o simple y sencillamente no desean hacerlo, mantener el legado o el rumbo de alguna compañía que le dio su principal fundador, por ejemplo la aerolínea regiomontana Allegro, que no logró recuperarse de la muerte en 2003 del señor Fernando Padilla.

Lo cierto es que, coincidencia o no, Don Marcos murió en 2016, y entre que se convertía o no en una rama comercial de Avianca, atendiendo el mercado local mexicano y entre que se han buscado nuevos inversionistas y nuevos modelos de operación, incluyendo, hay que decirlo, opciones que le permitan a la aerolínea reducir sus costos, especialmente los laborales, el futuro de Aeromar lleva meses colgando ahora sí que de un hilo, que cada día parece más delgado.

Aeromar en realidad es importante, atiende rutas que las líneas aéreas troncales no hacen, proporcionando valiosa conectividad para diversas localidades, incluidas capitales de algunas entidades federales. Su desaparición, sin duda, afectaría las actividades comerciales, turísticas, postales, deportivas, negocios y sociales en ellas.

Debo de reconocer que me incluyo entre aquellos a los que sorprende su capacidad de evitar que la cortina de la aerolínea baje, en especial cuando he tenido la oportunidad de constatar la magnitud de la problemática financiera de la que, sigo considerando, es una gran operadora de aerotransporte, en la cual he tenido el privilegio de volar varias veces, la última en 2021 cuando me llevó a Zihuatanejo a bordo de uno de sus modernos ATR-72s.

Si bien soy de la idea que en aras de la seguridad, una aerolínea con graves problemas financieros debe ser considerada como candidata a que se le retire la capacidad de seguir operando por parte de la autoridad aeronáutica, también soy de la idea que toda compañía, comenzando por sus colaboradores, merecen recibir, hasta donde sea realmente posible, nuevas oportunidades para capitalizarse antes de cortarles las alas. Lo viví en primera persona alguna vez en una carguera aérea, en la que todos (dueños, trabajadores, proveedores, clientes y autoridades) hicimos lo que estaba a nuestro alcance para evitar ese aterrizaje definitivo que eventual y lamentablemente registró. Es decir, me pongo en los zapatos de quienes, directa o indirectamente, luchan para que la de los Katz deje de hacer historia en el aerotransporte mexicano.

¿Una telenovela?

Yo no sé usted, estimado lector, pero quien firma esta nota creció siendo testigo de cómo las mujeres mexicanas eran capturadas por las tramas de los melodramas que han dado tanto prestigio y dinero a la televisión local, caracterizados, entre otras cosas, por el suspenso, por emociones encontradas, dramas, grandes actuaciones y por crudas realidades. Así percibo lo que está ocurriendo en Aeromar, es decir, una telenovela que, como estudioso del aerotransporte, no tengo otra opción que seguir, pero una que espero tenga, como la mayoría de ellas, un final feliz, en especial para sus dedicados colaboradores y sus leales proveedores.

¡Suerte a todos ellos!

Estaremos pendientes del siguiente capítulo…

“Los  artículos firmados  son  responsabilidad  exclusiva  de  sus  autores  y  pueden  o  no  reflejar  el  criterio  de  A21”

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