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23/11/2024

Las sorpresas aéreas de esta semana

Francisco M. M… / Miércoles, 19 Octubre 2022 - 18:59

1.-Nueva aerolínea comercial o militar, o las dos combinadas

No se acaban las sorpresas, o las ocurrencias, sin que se vea la adecuada planeación estratégica y financiera en nuestra aviación comercial.

Una de ellas se refiere al anuncio de hace unos días sobre el proyecto de la formación de una aerolínea comercial militar, sobre la cual sabemos que podrían utilizarse aviones B 727, modelo que tiene una antigüedad promedio de 45 años.

También se habla de incluir el avión presidencial Dreamliner 787, el cual, por cierto, solo para reconfiguración interior y exterior estaría requiriendo de una inversión alrededor de los 50 millones de dólares.

En su tiempo, el 727 fue una magnífica aeronave de pasajeros, pero hoy resulta inviable como transporte comercial, debido al alto costo de operación, enorme consumo de combustible, altos niveles de contaminación y otros de ruido que sobrepasan, por mucho, los niveles aceptados internacionalmente y publicados en el anexo 16 de OACI.

Por otra parte, no hay manera de que este modelo de aviones, tan antiguos y ruidosos operando una nueva aerolínea comercial, pudieran ser aceptados en aeropuertos fuera de nuestro país, por lo que una aeronave tan cara en todos sentidos, sería doblemente cara si solo llevara a cabo vuelos en el interior de México.

Abrir y empezar a operar una aerolínea comercial, en nuestros días, representa un verdadero reto por muchas razones, empezando por las financieras, que tienen que ver, primero, con el pago de rentas de aviones, y ya no hablemos de costosos y largos periodos de entrenamiento de tripulaciones y personal de tierra.

La inversión inicial podría andar alrededor de los 2 mil millones de pesos, y otros 2 mil millones para asegurar la operación del primer año, de ahí esperar que la “nueva” Mexicana de Aviación sea financieramente autónoma.

Y por cierto, para usar la marca Mexicana de Aviación, como lo propone la Presidencia de la República, sería necesario un plan de verdadera ingeniería legal por los antecedentes y todo lo que implican, y eso podría llevar años de litigio.

Se debe reconocer la falta de conocimientos y experiencia en la aviación civil que tiene el ejército y, por otra parte, reiteramos que existen importantes  restricciones que hay en la ley  para que los  militares pudieran entrar al negocio del transporte comercial de pasajeros, siendo al mismo tiempo concesionarios de uno o varios aeropuertos, como ya los son.

Los diputados de Morena piden hacer cambios a la ley de aviación civil para permitir que lo anterior pudiera suceder, pero se ve sumamente complicado, sobre todo porque al resto de senadores y diputados les queda muy claro los graves perjuicios y conflicto de intereses que puede presentar el proyecto.

Por otra parte, se estaría creando un antecedente, que podría permitir a los concesionarios de los diferentes grupos aeroportuarios en México formar sus propias aerolíneas para operar sus propios aeropuertos, con todas las consecuencias que esto tiene.

Existen muchas otras razones y restricciones, por lo que se ve poco viable la puesta en operación de una nueva aerolínea comercial en las condiciones que se plantean y, todavía más, por pretender que sea administradas por militares.

2.- ¿Cabotaje?

Una más de las “sorpresas aéreas” de la semana, tiene que ver con el anuncio sobre la posibilidad de que se pudiera permitir la operación de aerolíneas extranjeras en rutas dentro de México (cabotaje), lo que sería también no solo una violación a la soberanía aérea de nuestro país, sino también de las reglas del aire y de la octava libertad que, entre todas las 9 restantes, han sido reconocidas y aceptadas por el gobierno federal Mexicano desde el año 2007, además de violar el Convenio de Chicago, firmado por México en el año de 1947.

Permitir el cabotaje, por parte de aerolíneas extranjeras operando rutas nacionales, no solo sería una violación de la ley y demás reglamentos, sino que podría ser un gran obstáculo para el crecimiento y éxito de nuestras líneas aéreas comerciales, que hoy se encuentran en plena etapa de recuperación después de la pandemia de COVID.

Se vendría, además, una guerra de tarifas generalizada que, obviamente, ganarían las aerolíneas extranjeras por tener gigantescos recursos económicos y apoyos de sus diferentes gobiernos.

Nos queda muy claro que, todo lo anterior, se estaría planeando con el único objetivo de  dar viabilidad al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), que por más esfuerzos que se hacen no levanta, por lo que está siendo subsidiado por el gobierno federal y reporta grandes pérdidas económicas cada mes.

Como quien dice, al día de hoy, el AIFA es un barril sin fondo, sus pocos vuelos y limitada cantidad de pasajeros transportados no son, ni por mucho, suficientes para garantizar hoy, o en el mediano plazo, una operación eficiente y productiva.

El AIFA ha reportado que sus gastos han sido 8 veces más que sus ingresos y, entre el 10 de abril y el 30 de junio de este 2022, la SHCP le transfirió casi 145 millones de pesos, mientras que el aeropuerto reportó entradas equivalentes a poco más de 18  millones de pesos.

Por cierto que, en algún momento, el administrador militar de este aeropuerto comentó que pasarían hasta 5 años antes de que se pudiera alcanzar el número de pasajeros planeado para garantizar la viabilidad operativa y financiera del AIFA.

Al ritmo del subsidio actual, se podrían requerir la friolera de casi 3 mil millones de pesos para mantener operativo el aeropuerto los próximos 5 años, si es que al final llega a funcionar como se pretende.

El Presidente ha dicho que hay aeropuertos que es necesario servir, o que están subutilizados, como Tepic o Manzanillo, entre otros de la República en los que se han invertido muchos recursos económicos, pero sus allegados no le han dicho que esos aeropuertos no necesitan aviones, sino pasajeros para llenarlos y para que sea económicamente atractivo para las aerolíneas comerciales, además de que esos pasajeros, por ahora, no existen.

Hasta el momento, ni las aerolíneas ni los sindicatos ni el Colegio de Pilotos se han manifestado al respecto de la autorización para un posible cabotaje, habiendo sido desde la fundación de los dos últimos hace más de 60 años, una de las razones de haber nacido, y su razón de ser hasta ahora.

“Por encima de todo: alas Aztecas sobre el cielo de Anáhuac”, reza el lema del Colegio de Pilotos Aviadores de México.

Este fue el lema de los fundadores, y es un principio de soberanía que no puede ser omitido u olvidado para entregar nuestros cielos a los extranjeros quienes, por cierto, ya bastante tienen de esos cielos. 

3.- Ahora son 39 requisitos, en lugar de 28, para recuperar la Categoría 1

Para terminar, una vez más es necesario abordar el tema de la categoría 2, en la que las autoridades aeronáuticas de México cayeron desde hace poco más de 17 meses, por no cumplir adecuadamente con las auditorías de FAA.

En ese momento, fueron 28 “foundings” los  señalados por la Agencia Federal de Aviación de Estados Unidos, y en los que debería trabajar el gobierno de México para lograr el regreso a la Categoría 1, que hoy afecta la operación de nuestras aerolíneas hacia la Unión Americana.

Tristemente, nos hemos enterado en medios que, después de estos 17 meses, la AFAC Mexicana no solo no ha cumplido con los requerimientos para subsanar estos 28 puntos pendientes, sino que han sido señalados 11 más, para sumar 39 que deberían ser resueltos.

Hoy, no se ve cómo pueda suceder el regreso a categoría 1 si la AFAC sigue urgida de recursos económicos suficientes, de personal entrenado y calificado, de una nueva tecnología que pueda garantizar una mejora substancial en todos sus procesos y, sobre todo, de voluntad política para corregir todo lo que está mal.

El área de medicina de aviación empieza a dar algunos resultados, pero no así en lo referente a licencias y capacidades a personal técnico, ni el funcionamiento del CIAAC, que va de mal en peor, o a la investigación de accidentes y a los procesos administrativos de la Agencia Federal de Aviación Civil Mexicana, que siguen siendo un verdadero dolor de cabeza para personal técnico y escuelas de vuelo, además de un calvario burocrático para nuestras aerolíneas.

Seguramente, vendrán más sorpresas en un sentido y en otro, que involucran a nuestra industria aérea comercial, que se esfuerza por existir, sobrevivir y progresar aún a pesar de las decisiones incomprensibles y destructivas que tal parece que hoy se quieren tomar.

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