A pesar de haber contemplado muy seriamente la construcción de la Terminal 3 en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el subsecretario de Transportes, Rogelio Jiménez Pons, hace solo unos días declaró que ese proyecto queda definitivamente cancelado.
Ahora las aerolíneas comerciales, empezando con las mexicanas, están siendo informadas que en cosa de días vendrá un decreto Presidencial para reducir de 61 a 50 operaciones por hora en el Benito Juárez
Lo anterior representa una reducción del 20% de los vuelos totales, y según Jiménez Pons, en un futuro se buscará que el porcentaje se aumente al 30%.
Es fácil comprender que este plan tiene como finalidad que las aerolíneas se vean obligadas a migrar sus operaciones, les guste o no, resulte rentable no, a los aeropuertos de Santa Lucía y Toluca, y este decreto pegaría directamente en las finanzas de todas las líneas aéreas que hoy continúan haciendo grandes esfuerzos para salir de lo que todavía queda de la pandemia COVID 19.
Cuitláhuac Gutiérrez de IATA ya ha comentado su punto de vista sobre la enorme problemática operativa y financiera que enfrentarían las aeronaves sujetas de este decreto.
Las pruebas son contundentes y existen pruebas de que el Felipe Ángeles no ha sido terminado y todavía deberá resolver una gran cantidad de problemas entre los que destacan la falta de conectividad terrestre para llegar y salir del aeropuerto.
Para los pocos pasajeros que han utilizado el AIFA llegar y salir de las instalaciones por vía terrestre se ha convertido en un verdadero calvario así como encontrar todo tipo de facilidades que debe tener un aeropuerto llamado internacional.
En cuanto al aeropuerto de Toluca, hay que decir que es uno prácticamente abandonado y que tiene ya problemas en su estructura general incluyendo áreas de maniobras y condición general de su pista de aterrizaje.
El aeropuerto de Toluca tiene una elevación mil pies mayor al Benito Juárez (8500 pies) lo que hace que los motores de todas las aeronaves pierdan un buen porcentaje de su eficiencia razón por la cual en determinados vuelos los aviones no pueden operar a su carga completa teniendo que sacrificar capacidad de pasajeros y carga .
Obviamente esta restricción representa perdidas económicos para las aerolíneas siendo esta una de razones por las que han abandonado su operación en el aeropuerto de Toluca.
Por ahora no se ve como las aerolíneas puedan estar dispuestas a pesar de las facilidades fiscales ( aun no definidas), a ponerse en riesgo financiero sacrificando hoy el 20 % y posteriormente un 30 % de sus operaciones aéreas con todo lo que eso significa
Por otra parte debemos decir que tal parece que no se está tomando en cuenta el verdadero caos que este decreto puede causar en los servicios de control de tráfico para administrar ese espacio aéreo que es sumamente complicado especialmente en condiciones de mal tiempo en dos o tres aeropuertos con operaciones simultáneas como se tiene planeado.
De una fuente de SENEAM muy confiable hemos sabido que solo 6 o 7 vuelos que registra hoy el AIFA son suficientes para complicar de manera importante el flujo y el control de tráfico aéreo entre los diferentes aeropuertos debido a la nueva estructura de la nuevas llegada y salidas ya implementadas para las aeronaves.
Lo anterior sucede cuando se tienen vientos predominantes muy variables que obligan al cambio en la dirección de despegues y aterrizajes además de las famosas tormentas en el Valle de México que causan todo tipo de solicitudes de desviaciones por parte de los pilotos durante sus salidas y llegadas sobre el Valle de México.
El AIFA no convence a nadie, ni a aerolíneas ni a pasajeros, y hoy sin embargo mediante decreto del presidente se obligaría a las aerolíneas a emigrar sus operaciones hacia ese aeropuerto poniendo en la ruleta y en el peor momento posible el 20% o más del total de sus vuelos afectando de manera muy importante las finanzas, estructura operativa, confiabilidad y eficiencia de las aerolíneas comerciales
Desde luego que lo más importante sigue siendo la afectación que este decreto pueda causar en la administración del espacio aéreo y su control porque estamos hablando de la seguridad de miles de pasajeros que abordan Lis aviones todos los días.
También se ha hablado de que el Ejercito Mexicano sería el encargado en combinación con SENEAM de la vigilancia del espacio aéreo lo cual corresponde a nuestra Fuerza Aérea de la misma forma en que la vigilancia de nuestras costas corresponde a la Marina armada de México.
Esperemos que esto no signifique que los militares también se encarguen del control de tráfico aéreo.
Hace décadas durante la huelga y posterior quiebra de RAMSA (Radio Aeronáutica Mexicana) SAE hizo el intento de traer a especialistas militares para controlar el tráfico aéreo del Valle de Mexico y resultó un rotundo fracaso habiendo pruebas desde entonces de los riesgos que representa tener personal con otra formación y sin experiencia en el control aéreo civil.
Entonces, parece que si no es por su propia voluntad, las aerolíneas serán obligadas mediante decreto presidencial a emigrar un importante porcentaje de sus vuelos a Santa Lucia y a Toluca
Eso no se ve nada bien y habrá que esperar reacciones y acciones por parte de las líneas aéreas para enfrentar la problemática que se viene.
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