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15/11/2024

Astropolítica en la nueva era espacial

Fermín Romero / Jueves, 3 Noviembre 2022 - 21:47

“La Tierra es la cuna de la humanidad, pero uno no puede vivir en la cuna para siempre”. Konstantin Tsiolkovsky

Es un hecho que el ser humano colonizará otros planetas u otros cuerpos celestes, es inevitable. Como internacionalista y apasionado de los asuntos del espacio ultraterrestre o exterior, estoy convencido de ello. En el pasado, con el apoyo de los medios de transporte, el ser humano extendió su actividad económico-comercial por tierra, mar y aire en los diferentes estadios del desarrollo de la civilización humana y el espacio no será la excepción; de hecho, en la creciente economía espacial, ya se perfilan importantes industrias como el turismo y la minería espacial, ante los escenarios de exploración lunar que plantea el Programa Artemisa de la NASA, tales como ubicaciones estratégicas y los recursos en la Luna y en el espacio. Y como parte del motor del crecimiento económico comercial la industria militar juega un papel relevante.

La exploración y explotación espacial, en teoría, se basan en la expansión civil y pacífica hacia el espacio ultraterrestre. Sin embargo, existen diferentes posturas sobre el espacio y la expansión en éste, algunas no precisamente por medios pacíficos, pues el espacio ha estado vinculado a las armas desde el primer vuelo sobre la atmósfera del objeto (Sputnik) hecho por los humanos. En ese terreno, la geopolítica (el estudio de las relaciones internacionales, considerando la geografía y cómo esta afecta la interacción entre los Estados y organizaciones similares y otros actores de carácter privado) nos permite analizar y entender cómo la extensión de la geopolítica al espacio exterior explica por qué se acuñó el concepto Astropolítica.

En política y seguridad internacional, las actividades espaciales juegan un rol relevante, geoestratégico y decisivo, en la competencia entre las spacefaring nations (potencias espaciales) por el predominio, tanto en la Tierra como en el espacio, y situarse en una posición de ventaja en la nueva carrera espacial. El paradigma de la astropolitica nos permite entender y explicar tendencias globales, como la nueva carrera espacial (ámbito público) y el New Space (sector privado).

En el ámbito de los conflictos armados, la astropolítica -por ejemplo- en la guerra Rusia-Ucrania hace uso de las capacidades espaciales (satélites militares para la recopilación de información -espionaje-, la comunicación militar y otros propósitos para el área de defensa) y cobra relevancia ante la posibilidad de que el conflicto escale al espacio. Si bien el Tratado del Espacio Exterior (1967) prohíbe el emplazamiento de armas de destrucción masiva en el espacio, en la práctica su uso es generalizado por parte de las potencias espaciales. 

Durante varias décadas, los analistas geopolíticos han considerado el espacio como parte de la competencia por el poder (motor principal de la expansión) entre las naciones. De hecho, ante las limitaciones actuales del derecho espacial internacional (codificado en el seno de las Naciones Unidas), se plantea revivir las teorías del siglo XIX de Alfred Mahan sobre el poder marítimo para extrapolarlas ahora a la utilización del espacio, debido a que este antecedente muestra similitudes con la circunstancia actual en la utilización del espacio.

En la parte final del siglo XX y las primeras dos décadas del siglo XXI, la cooperación internacional en materia espacial produjo importantes resultados para los Estados Unidos, sus aliados y Rusia (el ejemplo icónico es la Estación Espacial Internacional); sin embargo, ese modelo se agotó con la guerra en Ucrania. La nueva carrera por la conquista del espacio ultraterrestre ingresa a una etapa en la que las nuevas realidades geopolíticas en la Tierra, proyectan iniciativas científicas, tecnológicas, militares y económicas de los países que compiten y se reagrupan en bloques: Norteamérica, Europa, Australia y Japón; Rusia y China con países afines en el lejano oriente e influenciando a países en África, Centro y Sudamérica (China persigue agresivamente sus propios objetivos espaciales, con o sin colaboración rusa) y por, el incipiente inicio de la cooperación regional en América Latina y el Caribe (a través de la ALCE).

La pandemia global del COVID-19 nos mostró que el uso intensivo del espacio abre nuevas oportunidades ante situaciones de riesgo, que amenazan la existencia y viabilidad de la humanidad en la Tierra. La inminente explotación (y transporte) de los recursos minerales abundantes en el espacio y escasos en la Tierra, vinculada inexorablemente al control del espacio, así como al riesgo de la proliferación nuclear, está delineando la militarización del espacio por encima de los tratados internacionales vigentes. Las misiones a la Luna y Marte en los próximos años -que permitirán avances científico-tecnológicos inimaginables- forman parte ya de la nueva carrera espacial que sustenta el andamiaje geopolítico que priva en la Tierra, con proyección hacia el espacio. Esta es la nueva cara de la política más allá del planeta Tierra. En la siguiente entrega abordaré el potencial que tienen los conflictos armados en Tierra de escalar al espacio.

 

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