Ante la determinación del Gobierno entrante de no continuar con el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), el posible abandono de esta obra de infraestructura tendría un doble impacto para la región Texcoco en términos ambientales, consideró Jesús Enrique Pablo-Dorantes, presidente de la Academia Mexicana de Impacto Ambiental (AMIA).
En entrevista con A21, el titular de la organización que participa en un 55% de las manifestaciones de impacto ambiental que se presentan anualmente a nivel federal, detalló esta apreciación con base en lo establecido en la normatividad en la materia.
“De entrada prácticamente vas a tener los mismos impactos que durante la construcción porque el espíritu de la ley es, si te desistes de la autorización o cuando tú termines (el proyecto), tienes que restituir el ambiente a las condiciones previas”, explicó.
Lo anterior en concordancia con la llamada Condicionante número 20 del Resolutivo No. SGPA/DGIRA/DG/09965 en materia de Impacto Ambiental, emitido el 28 de noviembre de 2014 por la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, que autorizó la construcción del NAICM.
Asimismo, el hidrobiólogo subrayó que, a su juicio, el impacto más significativo (en términos de lo establecido en el Reglamento de la Ley General del Equilibrio Ecológico) es la remoción de los materiales de carga y construcción.
“Si te vas a una aplicación estricta, dirías: ‘si ya excavé y traje todas esas toneladas de material de relleno, y ahora tengo que sacarlas, ¿a dónde me las voy a llevar?’ Todas las minas de donde se extrajo este material, a lo mejor podemos ir a botarlo ahí; pero el material que no nos servía –todas las arcillas (del exlago)– ya se llevaron y llenaron las zonas de tiro”, sentenció Pablo-Dorantes.
Según el reporte final 2012-2018 del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM), entre el 1 de enero de 2015 y el 1 de agosto de 2018 se ingresaron cerca de 29 millones 65 mil 543 metros cúbicos de material pétreo en el sitio de Texcoco, principalmente tezontle.
En contraste, se removieron 8 millones 598 mil 448 metros cúbicos de suelo (en su mayoría arcilla), de los cuales se recuperó casi la mitad.
En cuanto a la aplicación de materiales de construcción, el diario Reforma reportó en días recientes que se han utilizado unos 800 mil metros cúbicos de concreto armado, en su mayoría vertidos en las 865 losas modulares del Edificio Terminal, que abarcan una superficie de 312 mil metros cuadrados.
A estos se suman las 20 mil toneladas de acero en la ejecución de estructuras, destacando los 15 de 21 foniles (columnas en forma de embudo que sostendrían el techo del edificio) ya instalados.
Tiempo y dinero
Aunque Pablo-Dorantes consideró “ocioso e inútil” hacer proyecciones sobre el tiempo y los recursos necesarios para implementar la restauración ecológica del sitio –debido a que las obras siguen y el GACM aún no emite la declaratoria de abandono del sitio–, el también miembro de la AMIA, doctor Raúl Arriaga, publicó un artículo donde proporcionó dos estimados, si el Gobierno federal se desiste de seguir con la obra.
Para la fase de desmantelamiento, demolición y retiro de residuos, el especialista calculó un monto aproximado de 900 a mil 500 millones de pesos (mdp), a ser desarrollados en un horizonte de 3 a 5 años.
Al igual que el presidente de AMIA, Arriaga Becerra enfatizó que esto implica “diversas externalidades ambientales en el territorio del Estado de México”, como los sitios de disposición final de residuos.
En tanto, el monto para la restauración sería del orden de 900 a mil 200 mdp, con acciones a ser desarrolladas en un horizonte de 10 a 15 años. En ambos casos, los recursos tendrían origen fiscal, al ser el GACM una entidad pública.
“Un total de inversión, conservador, para el abandono y restauración de las casi cinco mil hectáreas del exlago de Texcoco (iría) de los dos mil 500 a los tres mil millones de pesos”, concluyó.
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