
Por primera vez desde la Gran Depresión, Estados Unidos ha introducido un arancel universal del 10% sobre todos los bienes importados, el cual entró en vigor el 5 de abril, señaló en un análisis la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA).
Indicó que, se impondrán aranceles adicionales a varias decenas de países, lo que elevará, por ejemplo, el impuesto sobre los productos procedentes de China al 54%, a partir del 9 de abril. Los bienes provenientes de Canadá y México que estén cubiertos por un acuerdo comercial existente estarán exentos.
El organismo agregó que también se aplicará un arancel del 25% sobre todas las importaciones de acero y aluminio, un 10% sobre las importaciones de energía desde Canadá y un 25% sobre todos los vehículos importados, incluidas las autopartes.
La tasa promedio de aranceles de Estados Unidos se eleva a aproximadamente 20% sobre todas las importaciones y a cerca del 30% sobre aquellas sujetas a gravamen.
El impacto que esto tendrá sobre el PIB de Estados Unidos y del mundo dependerá de múltiples factores, entre ellos el estado de la economía en el momento en que se imponen los aranceles. Una economía más fuerte al inicio puede claramente mitigar los daños potenciales. Por ejemplo, cuando se introdujeron los aranceles Smoot-Hawley (impulsados por Reed Smoot y Willis C. Hawley), la Gran Depresión ya había comenzado.
La caída resultante del 65% en el comercio global se vio agravada por la economía ya deprimida, y el PIB cayó un 8.5% en 1930.
En marcado contraste, el crecimiento del PIB estadounidense fue de 2.5% interanual en el cuarto trimestre de 2024, una desaceleración frente al 3.0% registrado a inicios del año, pero aún notablemente sólido para esta etapa del ciclo económico.
Un factor que mitiga el impacto, además del buen estado de la economía global previo a la imposición de aranceles, es el hecho de que el mundo es predominantemente una economía de servicios. Los servicios representan el 67% del PIB global, mientras que la industria ronda el 26%.
Según la Organización Mundial del Comercio (OMC), la participación de los servicios en el comercio mundial, en un sentido amplio, es del 42%, frente al 58% correspondiente a bienes. No obstante, los datos aduaneros sitúan los servicios en torno al 20% del comercio total.
Si bien los servicios no están sujetos a aranceles, enfrentan múltiples barreras no arancelarias al comercio. Algunos países han sugerido tomar represalias contra los aranceles impuestos por la administración Trump dirigiéndose a los servicios, lo cual podría magnificar significativamente el impacto sobre las economías de Estados Unidos y del mundo.
En 2024, Estados Unidos registró un superávit de aproximadamente 290 mil millones de dólares en comercio de servicios, pero un déficit de 1.2 billones de dólares en bienes.
Por ahora, se desconoce cuánto tiempo permanecerán vigentes estos aranceles, el alcance de posibles represalias, los movimientos en los tipos de cambio, las tasas de interés, la sustitución de bienes, el reacomodo de las cadenas de suministro y otras respuestas dinámicas.
“El comercio transfronterizo de aeronaves también se verá afectado por los aranceles, aunque si las aeronaves se fabrican y adquieren dentro del mismo continente, esto no aplicará”, señala el estudio de la IATA.
Las entregas de aeronaves, que ya enfrentan demoras récord, podrían representar una ventaja en este contexto, especialmente si la guerra comercial resulta ser de corta duración.
El organismo en su análisis precisa que un menor crecimiento del PIB afectará la demanda de transporte aéreo. El crecimiento del PIB de Estados Unidos podría reducirse hasta en un punto porcentual, mientras que el PIB global podría caer hipotéticamente en 0.5 puntos porcentuales. Aunque ha aumentado la probabilidad de una recesión, esta aún no parece inminente.
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