A pesar del cese de la huelga en Boeing, el director ejecutivo Kelly Ortberg enfrenta el reto de restaurar la cohesión y dirección de un ícono corporativo estadounidense marcado por divisiones y desmoralización, según un análisis de Reuters.
De acuerdo con la agencia, la huelga sacó a la luz las divisiones profundas dentro de Boeing, que abarcan no sólo las tensiones entre la junta directiva y los trabajadores sindicalizados, sino también fricciones internas entre los propios sindicalizados y un notable resentimiento entre el personal administrativo y los trabajadores de fábrica.
Esta situación fue descrita por más de 20 fuentes cercanas a las operaciones de la empresa, entre ellas altos ejecutivos actuales y anteriores, proveedores, líderes sindicales y operarios de planta.
Estas fracturas internas podrían dificultar y retrasar una serie de temas críticos que Ortberg y su equipo deben abordar, incluyendo la recuperación de la producción de aviones, la reestructuración del tambaleante negocio de defensa y espacio de Boeing, y la estabilización de una cadena de suministro que sigue afectada por años de problemas de seguridad y producción en la empresa.
“Todo esto sucede antes de que Boeing enfrente el que podría ser el momento decisivo para Ortberg: preparar un sucesor del 737 MAX, un avión exitoso en ventas pero que ha llegado a simbolizar las dificultades de la compañía en los últimos años”, destacó Reuters en su análisis.
La armadora señaló que restaurar la confianza de los trabajadores, inversionistas y clientes será una tarea compleja, especialmente después de semanas de negociaciones laborales caracterizadas por aparentes errores de cálculo en ambas partes, según opiniones de gerentes de Boeing, líderes sindicales y operarios.
Además, Boeing enfrenta varias investigaciones y denuncias, algunas de las cuales surgieron a raíz de los accidentes de 2018 y 2019 que dejaron cientos de fallecidos. Y la más reciente, en enero de este año, un incidente relacionado con un 737 MAX 9 provocó nuevas investigaciones por parte de la Administración Federal de Aviación (FAA) y la Oficina Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB), así como señalamientos de varios senadores estadounidenses.
Estas situaciones han llevado a que agencias calificadoras como S&P consideren la posibilidad de reducir la calificación crediticia de Boeing, lo que afectaría su atractivo para los inversionistas.
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