Nuevo Laredo, Tamaulipas. - Un inusual ruido se comenzó a escuchar, desde el cielo, la tarde del 14 de agosto de 1927 en la frontera de Nuevo Laredo.
Los neolaredenses, acostumbrados al bullicioso sonido de las máquinas del ferrocarril, sorprendidos, se percataron, que ese día el inusual sonido, venía del cielo.
A lo lejos, en el firmamento, los habitantes de Nuevo Laredo, vieron la figura del biplano que venía volando al mando del Mayor Piloto Aviador, Alfredo Lezama Álvarez y del Teniente David J. Borja.
"Fue en agosto de 1927 cuando por primera vez aterrizó en Nuevo Laredo una aeronave, procedente de la capital del país", indicó Raúl Llamas Cervantes, quien en 2023 tomó el cargo de titular del Aerocluster de Tamaulipas.
De acuerdo a la explicación, en esa fecha, Lezama Álvarez y el Borja, realizaron el primer vuelo sin escalas de Ciudad de México a Nuevo Laredo en un Biplano hecho en México y equipado con un motor Hispano-Suizo en V de 300 caballos de fuerza al cual se le dotó con tanques suplementarios. Este vuelo tuvo una duración de 10 horas.
"En esos años, para México era muy importante establecer rutas aéreas, para el traslado de carga y correo entre México y Estados Unidos y por su localización geográfica, Nuevo Laredo, siempre ha sido privilegiado en el enlace entre las dos naciones", explicó Llamas Cervantes.
Posteriormente, a principios de la década de los años cuarenta, se estableció el primer aeropuerto formal en donde hoy son los terrenos del Instituto Tecnológico de Nuevo Laredo y donde aún se conserva el antiguo edificio terminal y al cual se le conoce como "El Edificio de Ladrillo Rojo".
"Fue Mexicana, cuando era propiedad de PanAm la que llevó a cabo la construcción del aeropuerto que entró en servicio y operó hasta 1972", explicó el también ex administrador del Aeropuerto de Nuevo Laredo.
En algún tiempo, en la misma década de los años cuarenta a Nuevo Laredo, volaba la empresa Braniff.
"Nuevo Laredo, es sin lugar a dudas el puerto terrestre más importante entre México y Estados Unidos, pero ya es tiempo que los neolaredenses vuelvan a voltear al cielo como aquella tarde de 1927", concluyó.
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