Ayer lunes 9 de enero, la fiscalía de Alemania dio carpetazo a la investigación sobre el accidente del vuelo 9525 de la aerolínea alemana Germanwings, que se estrelló en los Alpes franceses hace casi dos años, según reportes de agencias.
Christoph Kumpa, fiscal de Dusseldorf, anunció que la investigación estaba cerrada, ya que no existen indicios de que alguien más aparte del copiloto del vuelo, Andreas Lubitz, esté implicado en el siniestro.
Asimismo, Kumpa explicó que no se puede responsabilizar a los médicos que lo trataron, meses antes del suceso, pues ninguno de ellos pudo determinar con claridad algún indicio de peligro suicida. Por tanto, tampoco la empresa o los familiares tuvieron conocimiento de ello, agregó.
Con este resultado, la justicia alemana desestima las denuncias presentadas por un grupo de familiares de las víctimas por presunta negligencia por parte de los médicos que trataron a Lubitz.
Según las indagatorias, aquel 24 de marzo de 2015, el copiloto aprovechó un momento en que el piloto dejó la cabina para ir al baño, para encerrarse y deliberadamente dirigir la aeronave a estrellarse contra una ladera. Las 150 personas a bordo, incluyendo el propio Lubitz, murieron.
En los meses previos al accidente, Lubitz había sufrido depresión y tenía problemas de visión que lo hacían temer por perder su licencia de piloto, por lo que escondió esta información a su empresa.
El vuelo de Germanwings cubría la ruta Barcelona-Düsseldorf, por lo que la mayoría de las víctimas eran españoles y alemanes. Entre éstos, se encontraba un grupo de 16 estudiantes alemanes y dos profesoras que regresaban de un viaje de estudios.
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