A diez años de la aprobación final de la fusión entre Delta Air Lines y Northwest Airlines, dos aerolíneas en problemas que decidieron unirse durante una recesión económica sin precedentes, el consorcio aéreo #2 de los Estados Unidos es hoy una de las marcas más admiradas y relevantes en la aviación mundial.
En un comunicado, Delta señaló que aquel 29 de octubre de 2008 se sentaron las bases de un negocio duradero, capaz de invertir en sus trabajadores, productos y servicios, a la vez que apoya el desarrollo de las comunidades donde tiene presencia y todo ello, por supuesto, sin descuidar a sus accionistas.
Gracias a ello, su red de vuelos se extiende por 304 destinos en 52 países y seis continentes.
“Juntos, los equipos de Delta y Northwest forjaron una marca mundial que hoy representa lo mejor en excelencia operativa, una experiencia del cliente y pasión por atenderlos”, comentó Ed Bastian, CEO de Delta.
Al momento en que se completó la integración, esta alianza se convirtió en un modelo para la industria, al mostrar que la consolidación podría ser buena para los empleados, la industria y el consumidor.
Entre los factores más destacados están: las inversiones realizadas en mejoras de experiencia de vuelo y renovación de flota, con la incorporación del Airbus A350 como aeronave insignia, así como del nuevo A220 para rutas regionales.
Asimismo, se estableció un estándar de confiabilidad para los inversionistas, pues Delta fue la única entre las tres principales aerolíneas estadounidenses que incrementó el total de sus vuelos internacionales de larga distancia entre 2007 y 2017.
Finalmente, el reparto de utilidades entre sus trabajadores suma pagos récord de más de seis mil millones de dólares, cifra no igualada por otra compañía. Precisamente, Steve Sear, antiguo ejecutivo de Northwest en 2008 y actual presidente de Delta, atribuyó el éxito de la fusión a su personal:
“Ayudamos a establecer un rumbo para el éxito y ellos allanaron el camino, trabajando como un solo equipo”, concluyó.
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