Antes del lanzamiento de la fallida sonda Luna 25, Vladimir Putin, presidente de Rusia, dejó claro que esta misión era importante para su país, como señal de que esta nación volvía a ser una gran potencia.
El programa espacial ruso había logrado grandes “primicias”, como el primer satélite, hombre y mujer en órbita hace seis décadas, y marcó victorias geopolíticas clave para la entonces Unión Soviética durante la Guerra Fría contra Estados Unidos; desde entonces, los rusos esperaban que su país hiciera cosas importantes en el espacio.
Sin embargo, parece que el programa espacial ruso de hoy es una sombra de su antigua gloria. Desde la disolución de la Unión Soviética en 1991, todas las sondas del espacio profundo, destinadas a Marte, la Luna o Venus, han fallado o se han retrasado tanto que es casi seguro que nunca volarán.
Uno de los mayores proyectos de Roscosmos durante la última década ha sido la construcción del puerto espacial Vostochny en el extremo oriental de Rusia. Sin embargo, este proyecto se ha retrasado años y no se ven esbozos de cuando se pudiera concretar.
Además en 2021, Putin decidió recortar el presupuesto estatal para actividades espaciales en un 16% anual, aún cuando a los empleados espaciales del país ya se les pagaban salarios extremadamente bajos.
De esta manera hubo aún menos recursos para invertir en programas futuros. Pero quizás la herida más grave para Roscosmos fue nombrar a Dmitry Rogozin, un político nacionalista militante, que aportó un estilo de liderazgo belicoso al cargo, con constantes ataques a sus aliados occidentales (previo a la guerra en Ucrania).
Rogozin ya está recibiendo parte de la culpa por la falla de Luna 25. En una entrevista con un sitio web con sede en San Petersburgo, Fontanka.ru, el experto espacial ruso Vladislav Shevchenko de la Universidad Estatal de Moscú dijo que Rogozin nunca valoró la misión lunar por sus objetivos científicos.
Por lo tanto, Luna 25 fue una misión modesta, con una masa de alrededor de 1 tonelada métrica, y más pequeña que las misiones a la Luna que los soviéticos enviaron hace medio siglo.
A pesar de una asociación exitosa de décadas con la NASA y Estados Unidos, Rusia se está alejando de Occidente para sus planes futuros, sobre todo porque se asoció con China en sus planes para construir una estación espacial lunar en las próximas décadas, de acuerdo con información de Arstechnica.
La reciente misión fallida de Rusia a la Luna es solo una de varias naves espaciales que intentarán aterrizar en el satélite natural en los próximos seis meses, junto con sondas de Japón, India y Estados Unidos.
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