Recientemente nos enteramos de la decisión del ejecutivo de militarizar completamente la operación del aeropuerto Benito Juárez, actualmente bajo el mando del Vicealmirante Carlos Velázquez Tiscareño, que indudablemente se ha destacado en poner orden a pesar del bajo presupuesto con el que ha contado.
Pero, ¿implica que la Marina tome el control de este aeropuerto y de varios más, que incluyen Cancún, Cozumel, Merida, Tapachula, Tuxtla y se agregarán a futuro el Felipe Ángeles, Tulúm y Palenque, que además serán ampliados y reconfigurados por las fuerzas armadas?
¿Será que el jefe mayor de las Fuerzas Armadas (hasta el término de su sexenio) podría disponer del Ejército y la Marina a modo, en el caso de que algo no le pareciera en un futuro cercano?
Por el momento, podemos observar que el dinero público se canaliza al Ejército y la Marina, los cuales podrán disponer de la ventaja de recibir de esa inversión, todo lo que se genere para pensiones o disponer de los recursos como mejor les convenga, dejando a la reinversión pública al garete, pues nuestros impuestos no trabajarán para lo que fue asignado.
Y pasando al tema de la categoría I, las aerolíneas mexicanas aceleran sus pérdidas y sus posiciones comparadas a las extranjeras, quienes han aprovechado esta situación para posicionarse y crecer hasta un 35%.
Tan sólo esperamos que, a un año y tres meses del término de este sexenio, se logre recuperar lo más pronto posible para que México gane la posición que le corresponde en su aviación.
“Los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de sus autores y pueden o no reflejar el criterio de A21”
Facebook comments