Twitter: @rsotomorales
Se cumplen 100 días de gobierno de Andrés Manuel López Obrador y, en mi opinión, el saldo no es positivo para la aviación mexicana. El presidente y su secretario de Transporte ejecutaron su promesa de cancelar el NAIM ignorando a la OACI, a la IATA, a MITRE y a las aerolíneas nacionales e internacionales... en suma: ignorando el futuro. Sin hacer juicios sumarios, pero suponiendo que el proyecto del NAIM haya estado plagado de corrupción, el impacto negativo en el desarrollo infraestructural de la nación es innegable.
Ante la persistencia en su peculiar forma de ver el mundo, el régimen de la Cuarta Transformación apuesta ahora por Tizayuca como un escenario para un nuevo aeropuerto, dos pistas en Santa Lucía y una pista más en Toluca. No sólo dicen que van a reconfigurar el espacio aéreo del Valle de México, sino que también reconfiguran los planes de desarrollo de infraestructura del mismo y aún no conocemos ni estudios técnicos, ni diagnósticos, ni manifestaciones de impacto ambiental, presupuestos, impactos económicos en las diversas zonas geográficas de incidencia, etc.
Es por ello que las agrupaciones gremiales de los mercados afectados por buenas o por malas decisiones juegan desde el medioevo un papel fundamental para que las actividades que representan puedan no sólo sobrevivir sino florecer, con la venia o a pesar del monarca en turno. Y en pleno siglo XXI, la aviación no es la excepción.
Así como la Coparmex, Canacintra, el Centro Coordinador Empresarial, la Barra Mexicana Colegio de de Abogados, La Asociación Nacional de Abogados de Empresa, y muchos otros ejemplos han sido protagonistas para lograr que se tomen decisiones acertadas y oportunas por la autoridad y agentes preponderantes de su ámbito de acción, la Canaero no puede ser la excepción. La IATA es un buen ejemplo de lo que se puede alcanzar como asociación en la industria aérea internacional.
De acuerdo con su página web, la Canaero es una institución autónoma de interés público integrada por más de 60 miembros, y agrupa aerolíneas nacionales e internacionales, empresas cargueras, taxis aéreos, prestadores de servicios en México, entre otros. Pretende ser una Cámara fuerte, plural y participativa que promueva y defienda los intereses de la industria aérea siendo un órgano de consulta y fuente de información sobre el sector y colaborando con las autoridades en el diseño, divulgación y ejecución de políticas, programas e instrumentos para el desarrollo sustentable del transporte aéreo en México.
Dentro de sus objetivos destacan:
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Representar, promover y defender los intereses generales de la industria aérea nacional e internacional, anteponiendo el interés público sobre el privado.
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Promover las actividades de sus afiliados en México y el extranjero.
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Ser órgano de consulta y colaboración de las autoridades para el diseño, divulgación y ejecución de políticas, programas e instrumentos para el desarrollo del transporte aéreo.
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Promover, orientar e impartir capacitación sobre la realización de trámites administrativos ante las autoridades, con el fin de generar una cultura de responsabilidad y observancia de la legislación y regulación de la industria aérea.
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Ser fuente de información estadística, legislativa y regulatoria sobre la industria aérea.
Hoy más que nunca, con un ánimo de “sumar” y “multiplicar” (que no de “dividir” y “restar”), las aerolíneas de transporte de carga y de pasajeros que operan en México deben estar cerca de la autoridad y tener un constante y activísimo diálogo (y el uso del superlativo no es en vano), con la autoridad actual en materia de aviación. Si no hubo NAIM “mínimo”, tiene que haber una Agencia Federal Aeronáutica y una Agencia Federal para la investigación de accidentes del Transporte Aéreo, Marítimo y Terrestre.
La aviación siempre ha sido vanguardia, y una herramienta valiosísima, para que siga siéndolo en México, es contar con una Cámara Unida, afiliados comprometidos y participativos que con visión de Industria, visión de Estado, vean más allá de la competencia y rivalidades de mercado, es decir, con visión de crecimiento.
Una buena ocasión para reafirmar este cariz será la Aviation Summit co-organizada con IATA este 28 de febrero en la Ciudad de México a la cual le deseo el mejor de los éxitos.
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