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28/03/2024

Drones y robótica

Rodrigo Soto-Morales / Lunes, 26 Marzo 2018 - 12:14

De acuerdo con el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la robótica es la “técnica que aplica la informática al diseño y empleo de aparatos que, en sustitución de personas, realizan operaciones o trabajos, por lo general en instalaciones industriales.” Está definición puede considerarse obsoleta si tomamos en cuenta la operación de los UAVS o drones. 

Es decir, habría que agregar ya —y desde hace tiempo— “y del espacio aéreo”.  Hay que añadir a esto la posibilidad de contar con una robótica guiada por Inteligencia Artificial (IA), entendida como una rama de la informática relacionada con la simulación del comportamiento inteligente en las computadoras. 

La IA se refiere a la capacidad de una máquina para imitar el comportamiento humano inteligente; entendiendo inteligente como el rasgo que permite a un agente tomar la mejor decisión ante dos o más posibilidades existentes. Así, Drones y robótica que abre muchos, pero muchos interrogantes.

Desde el punto de vista jurídico, la primer cuestión que surge es: ¿Quién responde por ellos? ¿Quién es el responsable por los daños posibles que pudiera causar un dron con estas características —ya sea por un error en su programación, o en la decisión guiada por un algoritmo, que podemos cuestionar si es una auténtica decisión—? 

Las respuestas más plausibles son: o el fabricante o el programador. ¿Pero en caso de interferencia o hackeo? Habría que practicar peritajes forenses en materia informática, mecatrónica, robótica, etcétera, para que —como sucede en la cadena de investigación de accidentes aéreos— se pueda determinar el tipo de falla, su origen, y la “relación causa efecto” que pudiera ayudar a discernir y deslindar responsabilidades. 

Aquí el derecho debe empatar con la tecnología en el antes, durante y después. Es decir, la ley debe prever y reconocer el fenómeno operativo que tiene frente a sí en el caso de los drones que operan robóticamente y mediante inteligencia artificial. Asimismo, debe entender su su alcance, a fin de poder proponer la determinación de responsabilidades y, en su caso, la punibilidad correspondiente ante fallas o acciones intencionadas. 

Robótica y drones, ¿a quién corresponde la responsabilidad?

Se deben crear leyes para un fenómeno operacional que implica la ausencia de pilotaje remoto y su sustitución por operación autónoma, a través de programación algorítmica y capacidad de flujo de elección de acuerdo a las variables que se presenten. 

Jurídicamente, la responsabilidad en el así llamado “derecho de daños” suele clasificarse en tres grande tipos: responsabilidad civil, administrativa y penal. Cada una obedece a reglas particulares para su determinación. 

Por ejemplo, mientras en la responsabilidad civil cabe la interpretación analógica para resolver; en la administrativa se debe proceder a la exacta aplicación —es decir, la acción de sancionar debe estar fundada y motivada debidamente por la autoridad emisora de la sanción—; y en la penal, sólo cabe la estricta y exacta aplicación de lo previsto (no hay delito si no se prevé de forma precisa la conducta a castigar, y si ésta se presenta debe cumplir con todas las características previamente señaladas por la ley). 

Con los avances tecnológicos en robótica y drones urge adecuar y actualizar las leyes, pues ya se han presentado fallas en los coches sin conductor, lo que ha llevado a las empresas fabricantes a requerir de drones que asistan la conducción autónoma de automóviles. 

Gestión de tráfico no tripulado

La semana pasada, durante el simposio de la Federal Aviation Administration (FAA) en Baltimore, las empresas Amazon, Boeing, GE y Google anunciaron que están listos para comenzar a trabajar en el desarrollo de un sistema privado de gestión de tráfico no tripulado (UTM) para drones. El sistema permitirá que enjambres de drones vuelen a unos cientos de pies del suelo, utilizando aplicaciones celulares y web para evitar colisiones y permitir el seguimiento remoto, lo cual tiene relación directa con los autos que se auto-conducen.

Para hacer de estas visiones una realidad, las compañías se han asociado con la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA), con pruebas en conjunto previstas a comenzar en los próximos tres meses.

El nuevo UTM de drones se desarrollará por separado de los radares terrestres existentes de la FAA y los controladores de tráfico aéreo humano, pero necesitaría poder interactuar con él. Además, el sistema proporcionaría información a los organismos encargados de hacer cumplir la ley sobre el terreno, para ayudarlos a identificar y rastrear pilotos de aviones no tripulados desorientados, descuidados o criminales. El dron-UTM estará completamente financiado por las compañías para ayudar a acelerar el tiempo de desarrollo.

Con anterioridad a esto, ya en un artículo en el Wall Street Journal, Gur Kimchi, vicepresidente de Amazon Prime Air, dijo que, para muchos de los desafíos de ingeniería, "la tecnología para hacer esto es básicamente improvisada", y que podría "tomar uno o dos años" para resolver los mayores desafíos de crear un sistema de gestión de tráfico aéreo de drones. Utilizando una tecnología similar a la que se usa en los autos sin conductor, los drones podrían resolver rutas de vuelo conflictivas con la ayuda de la UTM, sin dejar ningún trabajo por hacer para los controladores de tráfico aéreo humanos.

La necesidad de un UTM de drones  aumenta a medida que la cantidad de drones crece rápidamente. Actualmente, más de un millón de drones están registrados en la FAA para uso recreativo. Un número que se espera que crezca exponencialmente en los próximos años. En el aspecto comercial, alrededor de 70 mil han sido registrados por aproximadamente mil 500 pilotos y compañías de drones profesionales.

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