Mucho se preguntan por qué o para qué se le asignaron a las fuerzas armadas los aeropuertos que, en su momento, o fueron propiedad de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) o son de reciente construcción, como el Felipe Ángeles y el de Tulum, o bien, como el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) que es una papa caliente en manos del gobierno.
Lo cierto es que en la configuración de la nueva estructura de propiedad aeroportuaria, se puede observar una intención gubernamental de hacer una especie de “contrapeso” a los Grupos aeroportuarios privados (léase Asur, GAP y OMA) que en conjunto tienen a los 33 aeropuertos más rentables del país. Pues bien, para hacer el dichoso “contrapeso”, el gobierno federal ha configurado una nueva estructura que incluye otros 3 grupos, los cuales mantienen 21 aeropuertos y otros dos se quedarán en la égida de ASA, pero en asociación con la empresa portuguesa Mota-Engil, lo que sin duda es un misterio visto con el horror con que la 4T ha visto las asociaciones público privadas.
El Grupo Aeroportuario, Ferroviario, de Servicios Auxiliares y Conexos Olmeca-Maya-Mexica (GAFSACOMM) pertenece a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y mantendrá la propiedad de los aeropuertos recién construidos por esa dependencia, el Internacional Felipe Ángeles (AIFA) en Santa Lucía, Edomex, y el Aeropuerto Felipe Carrillo Puerto en Tulum. Además, se le asignaron los aeropuertos de Chetumal, Palenque, Campeche, Ciudad del Carmen, Ixtepec, Uruapan, Puebla, Nuevo Laredo, Nogales y Ciudad Victoria. De todos estos, al parecer sólo Tulum y, eventualmente el AIFA, podrían ser superavitarios pues el resto han permanecido en manos del gobierno federal por años y tienen muy poco movimiento y menos rentabilidad.
Algo similar pasa con el nuevo Grupo Aeroportuario Casiopea, que estará en manos de la Secretaría de Marina, y que integrará al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), Toluca, Loreto, Guaymas, Ciudad Obregón, Colima y Matamoros. De estas terminales el AICM genera muchos recursos, pero en su mayoría se destinan a pagar los bonos colocados para financiar el aeropuerto de Texcoco, cancelado a fines del 2018. Los demás aeropuertos son deficitarios.
En el caso del tercer grupo, se trata de dos aeropuertos pequeños, el de Puerto Escondido y el de Tepic, remodelados por Mota-Engil pero que aún pertenecen a ASA y formarán parte de una joint-venture.
La pregunta es ¿Por qué estos aeropuertos deficitarios pasan hoy a formar parte de las fuerzas armadas? Los subsidios que en el pasado se le destinaban a ASA para mantener a todos esos aeropuertos deficitarios, ahora se van a redirigir vía Sedena y Semar pero presumiblemente se abultarán, porque no es previsible que de la noche a la mañana se vuelvan rentables, en cambio la intermediación de estas instancias hará que los presupuestos crezcan y es difícil que de la noche a la mañana se comercialicen los espacios, máxime si no existe ni un plan maestro de desarrollo, ni un plan de comercialización y ni siquiera la experiencia o la vocación para ello.
En cambio, da la impresión que lo que las fuerzas armadas van a adquirir con estas infraestructuras asignadas, es control territorial en toda la República, en terminales aéreas que no tenían un destino muy claro. Ya lo estaremos comentando. E-mail: raviles0829@gmail.com
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