En días pasados se generó una tensión entre la industria del transporte aéreo y algunas autoridades del sector, debido a una disposición de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) en el sentido de que ya no se permitiría que hubiese más de 61 operaciones por hora en el actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Seneam le hizo segunda a la AFAC, con la diferencia de que Seneam no puso fecha, lo que dio a entender que tenía efectos inmediatos.
El viernes pasado, sin embargo, de forma muy oportuna, el subsecretario de Transporte convocó a los actores relevantes y quedó claro que la fórmula de 61 operaciones por hora (30 de salida y 31 de llegada), es un parámetro basado en las fórmulas de la Organización de Aviación Internacional (OACI) que sirve como guía pero es conceptual y depende en gran medida de circunstancias como clima, obstáculos y demás.
Es decir, no habrá una restricción absoluta en el sistema de pistas, aunque sí se trata de evitar que las operaciones se pongan en riesgo con una sobreutilización. No obstante, hay cosas interesantes que se advierten en la prontísima reacción de los actores involucrados.
Todo empezó cuando en una visita a las instalaciones del Aeropuerto Felipe Ángeles (en construcción) se habló de este parámetro y de ahí se dedujo que se utilizaría la restricción para obligar a las aerolíneas a operar en el AIFA. Es posible que en un intento de quedar bien con su jefe, el AIFA y Seneam se adelantaron a anunciarlo como un hecho. Esto prendió las alarmas de la industria y no es para menos:
Desde antes que de iniciara la actual administración, el que hoy ocupa la silla de director de Seneam aseguró que la fórmula mágica para que el AICM y el AIFA operaran simultáneamente a máxima capacidad era el Performance Based Navigation (PBN), que es una tecnología que existe desde hace más de 20 años y que permite a las aeronaves, como su nombre lo indica, mejorar su rendimiento de navegación con base en la tecnología apropiada, para que exista mayor precisión y funcionalidad.
El PBN ya se había integrado en varios aeropuertos del país, aunque no en el AICM porque se esperaba la entrada en operación de Texcoco. Desde entonces se advirtió que el PBN no sirve para estirar un espacio que está limitada por múltiples factores, como es la orografía, el clima y la conformación de pistas en el AICM, aunada a la propuesta en el AIFA.
Ahora, con esa restricción que Seneam suscribió, quedó claro que ni ellos mismos creen en su propaganda de que el PBN y el rediseño del espacio aéreo que entró en operación hace unos meses, aumenten la capacidad aeroportuaria. Si fuera así, ¿por qué sacar una circular diciendo que el máximo serían 61 operaciones por hora cuando hasta marzo del 2019 había un promedio de 71? De hecho, hoy operan con el 60% del tráfico y hay más demoras e idas al aire que nunca, lo que demuestra que su rediseño no sólo no sirvió sino que estorba.
Por otro lado, sería imposible obligar a las aerolíneas a operar un sitio. Hay formas más elegantes y efectivas de hacer funcionar un aeropuerto.
E-mail: raviles0829@gmail.com.
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