En la era del neoproteccionismo y del Brexit, las cosas se complican para los acuerdos bilaterales de aviación. En medio de un fuerte movimiento en pro de los acuerdos de cielos abiertos, que Estados Unidos ha desplegado en países de Sudamérica, muchos se preguntan si estos acuerdos ayudarán a liberalizar el mercado estadounidense y la respuesta es NO.
De ahí que los Congresos de Chile y de Brasil tengan detenidos los decretos –ya firmados por sus presidentes- para liberalizar los cielos, lo que autorizaría en automático la inversión en la aerolínea conjunta LATAM por parte de American Airlines, una alianza que permitiría a la línea aérea más grande del mundo y su nueva socia conectar a la mayoría de las ciudades del sur del Continente con los Estados Unidos y el resto del mundo.
Cada país tiene sus reservas por razones históricas y económicas. Brasil porque su mercado interno es el más grande de América Latina, representa fortaleza, apuntala su industria aeroespacial y permite equilibrar los ciclos económicos internos y externos. Los legisladores brasileños consideran que abrir este mercado a empresas de Estados Unidos pondría en grave riesgo a sus aerolíneas.
En el caso de Chile, aunque su mercado interno no es muy robusto, para su aerolínea bandera los acuerdos bilaterales son cruciales pues lo mantienen unido con el mundo y su maquinaria de exportación funcionando. Cualquier movimiento alteraría el equilibrio.
Mientras tanto, el cabildeo a favor de cielos abiertos en el resto del continente se ha intensificado y países como Perú y Ecuador los han acogido con la idea de ampliar su conectividad con el mercado más grande del mundo, aunque nadie espera mucha reciprocidad, pues no implica la apertura del mercado estadounidense a las aerolíneas latinoamericanas.
Lo que se lograría es incentivar la inversión en empresas aéreas de la región y, sobre todo, en aeropuertos, para modernizar la infraestructura y hacer a la zona más competitiva, además de que nadie desea represalias comerciales.
Un caso emblemático es el diferendo en Estados Unidos con las aerolíneas árabes, Qatar, Etihad y Emirates, aunque con distintas facetas donde se mezcla lo político con los estrictamente comercial.
El litigio que empezó hace unos años pues los países árabes suelen financiar con combustible barato a sus aerolíneas, pero se intensificó a raíz de la reforma fiscal de Trump que impone a las empresas de países donde no existen muchos vuelos de aerolíneas de EUA, nuevos gravámenes que las sacan del mercado. Este litigo aún no termina.
El asunto no se reduce a Estados Unidos. También las aerolíneas del Reino Unido están sufriendo los resultados de la separación de su país del resto de la Unión Europea, pues implica que se perderán también los derechos de tránsito de las aerolíneas de ambos bandos. Por ello es que muchos actores claman por firmar un acuerdo de cielos abiertos que inhiba las consecuencias del Brexit pues, al menos en el caso del transporte aéreo, habría muchas repercusiones negativas.
De hecho, empresas como Ryan Air ya están viendo la forma de blindarse y países como Estados Unidos, con acuerdos de cielos abiertos con UK, también tendrán que proteger sus derechos de entrada a la Unión Europea que se verán modificados con el Brexit.
Tal vez la peor parte se la llevará el Reino Unido, pues un poco más de la mitad de su tráfico aéreo proviene del Continente, sin contar con el hecho de que el cielo único europeo implica más que dinero pues involucra acuerdos tecnológicos, de servicios profesionales y otros ajustes. La aviación sufrirá si el proteccionismo se intensifica.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio. E-mail: raviles0829@gmail.com; twitter: @charoaviles
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