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15/04/2025

Impunidad, regla de nuestros tiempos

Juan A. José / Miércoles, 9 Abril 2025 - 01:00

La mayor parte de las noticias que leo o escucho en el fondo tienen que ver con una misma palabra: Impunidad, hermana mayor de la corrupción.

Crecientemente percibo por doquier, especialmente en naciones como México que la gente termina “saliéndose con la suya” luego de haber realizado algo indebido, inmoral o hasta ilícito, lo cual ocurre con frecuencia, sí es que no de manera cotidiana digamos al transitar por nuestras comunidades.

Tan arraigada está la cultura de la impunidad en nuestro país que la famosa pero lamentable máxima “el que no transa no avanza” se invoca frecuentemente en los ámbitos familiares, sociales y claro está de manera destacada en los profesionales, incluyendo los de la aviación civil y militar, gubernamental o privada, me consta plagadas de transas que, amparadas en ese ambiente de impunidad que prevalece donde se desenvuelven las gestiones ejecutivas, corporativas y públicas, hacen millonarios a unos cuantos que se prestan “al juego” a costa de quienes no quieren o ignoran que están siendo usados en él. Lo triste es que los primeros suelen durar largo tiempo en sus cargos mientras que los últimos siempre corren el riesgo de ser sustituidos por alguien que “coopere”.

Un ejemplo: Un vecino del condominio en el que resido hizo las veces de administrador. Una auditoría a su gestión demostró manejos de los recursos condominales tan burdos que pareciera que estábamos ante un ladrón con estudios de primaria. Ni con evidencia contundente en mano hemos logrado que nos aclare las cuentas y nos reintegre los fondos mal manejados. Esto lo tiene sin cuidado, y es que además, los vecinos parecen están dispuestos a que no responda. ¿Miedo? 

Otra más: ¿Cómo es posible ---me pregunto, que ese señor que en mi cara me presumía hace unos años los grandes negocios que armaba para “los jefes” en cierta entidad oficial siga en su puesto en tiempos de un nuevo régimen que presume ha acabado con la corrupción? Sencillo: La corrupción en México no solamente no terminó con la llegada al poder del movimiento encabezado por López Obrador, sino que se perfeccionó conforme la impunidad se ha apoderado como nunca antes del país.

¿No me cree?

Trate de reclamar lo que sea a quien sea que en su comunidad o labor esté cometiendo algo en el sentido estricto indebido, digo, desde la más simple de las faltas administrativas o hasta algo mucho más grave. En el primer caso se van a burlar de usted, mientras que en el segundo hasta terminan amenazándole. Y es que ya sea ese chamaco que transita sin casco por las calles a toda velocidad en su motocicleta o ese funcionario o policía que riéndose de la ley le extorsiona se saben protegidos para cometer sus tropelías desde la sociedad misma y sin duda desde las autoridades. 

El problema estimado lector y de ahí el origen de esa entrega es que la impunidad no solamente se relaciona con hacer dinero ilícito sino también con poner en peligro la salud o la integridad de las cosas en ambientes de inseguridad. Aeronáuticamente hablando esto quiere decir que la impunidad, más allá de hacer millonarios a algunos, pone en peligro la seguridad de las operaciones aéreas, algo que ha quedado frecuentemente perfectamente claro en el contenido de los dictámenes de accidentes aéreos, no solamente en México sino en todas las geografías que han determinado como parte de las causales, gestiones, ya sea de funcionarios públicos o actores privados con claros tintes de corrupción.

La solución a este flagelo comienza desde casa en la que debe cambiarse de una vez por todas ese chip que tiende a respaldar la premisa que la honestidad no le lleva a uno a la riqueza por uno que deje claro que es posible tener éxito económico sin corrupción y lo más importante: que la impunidad mata y por ende hay que pagar el precio de erradicarla.

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