Me entero, por medio de un noticiero en la radio a cargo del periodista Joaquín López-Dóriga, de un nuevo accidente en la oferta de vuelos de globos aerostáticos en la zona de las pirámides de Teotihuacán, Estado de México. “Algo muy grave debe estar ocurriendo con estos vuelos”, afirmaba “el teacher”, refiriendo que en los últimos 12 meses han ocurrido ahí otros cinco eventos similares.
En esta oportunidad intentaré poner un grano de arena en la respuesta, comenzando por recordar al público que el vuelo en globo es una actividad de alto riesgo, remitiéndome además a una nota que mis amigos a cargo del portal de noticias de transporte T21, me hicieron el favor de publicar en noviembre de 2014, derivada de una experiencia que tuve al asistir al Festival Internacional del Globo de León, Guanajuato, texto en el que compartí mi preocupación por los temas de seguridad en las operaciones en el evento, asunto que tuve la oportunidad de comentar con algún funcionario a cargo de la entonces Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), comprobando para mi consternación, que por lo menos entonces, la autoridad aeronáutica mexicana no estaba en condiciones de supervisar que la realización del festival tuviese protocolos de seguridad, o que a algunos de sus funcionarios en la región involucrada, simple y sencillamente no les preocupaba el tema, o habían caído en alguna complicidad con los poderosos organizadores.
A ocho años de distancia y ante el progresivo debilitamiento de DGAC, hoy transformada en Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), en la que actualmente el General de División P.A.D.E.M.A. en retiro, Miguel Enrique Vallín Osuna como su titular, hace enormes esfuerzos para rescatarla de la catástrofe en la que ha estado envuelta, con degradación de la categoría en materia de gestión de la seguridad por parte de la autoridad aeronáutica de Estados Unidos, ¿a quién puede sorprender, entonces, que las operaciones de transporte aéreo recreativo con globos aerostáticos, en la zona de Teotihuacán, registren preocupantes niveles de incidentes y accidentes?
Hay que reconocerlo: las baterías de los funcionarios de la AFAC se están enfocando en recuperar esa anhelada Categoría 1 con los gringos, misma que le permitiría, por ejemplo, a Viva Aerobus sellar su alianza comercial con Allegiant, a Volaris ofrecer vuelos sin escalas entre el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y Los Ángeles, o a Aeroméxico sumar a sus rutas con destino a los Estados Unidos los modernos Boeing 737 MAX, que ha incorporado recientemente a su flota, por lo que en una de esas, los temas de la aviación general o los vuelos, como los que estamos comentando en esta entrega, no están todavía recibiendo la atención que merecen.
Por lo menos a quien firma esta nota siempre le ha quedado claro que la supervisión de vuelos abiertos al público, como los que tienen lugar no solamente en la famosa zona arqueológica al noreste del Valle de México, sino también los populares y masificados vuelos de paracaidismo en Tequesquitengo, Morelos, ambas actividades de alto riesgo, por cierto no exentas de accidentes, no es una labor sencilla, y menos para una entidad como la AFAC, inmersa en toda clase de problemas, algo que no la exime de hacer su trabajo en este segmento, toda vez que una vida humana en un complejo y costoso avión comercial es tan valiosa como la vida en un sencillo globo aerostático, que bien puede estar siendo operado por quien en realidad no debe hacerlo.
Estoy seguro que el general Vallín y su equipo, comprenden la amenaza a la seguridad de las operaciones de cualquier tipo que supone la falta de una adecuada supervisión de cumplimiento de la normatividad aérea aplicable, y están viendo la manera de que se le dote a la AFAC de aquello que requiere en materia de recursos para que nuestra autoridad aeronáutica civil esté en condiciones, si no de garantizar que no tenga lugar un accidente, algo que en mi opinión es imposible lograr, sin duda minimizar los riesgos de que ello ocurra hasta niveles aceptables.
Ahí tiene usted, señor López-Dóriga de la radio, una breve y espero confiable explicación, a título personal, respecto a la duda que planteó ante su auditorio sobre lo que está ocurriendo en los cielos de Teotihuacán.
“Los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de sus autores y pueden o no reflejar el criterio de A21”
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