Nuevamente se ponen de manifiesto las consecuencias del divorcio entre los criterios financieros y las cuestiones técnicas, situación que lleva a una guerra de prioridades, es decir, se ha llegado al dilema de pensar qué es más importante o más bien, qué es primero, lo técnico o lo financiero. Es un delicadísimo problema de la armadora aeronáutica estadounidense Boeing que en estos momentos se encuentra en una huelga que inició en septiembre pasado y que le está ocasionando pérdidas por mil millones de dólares diariamente. Las cosas están en verdad delicadas dado que Boeing, con el objeto de sacar a flote la empresa, está planeando prescindir del trabajo de un gran número de trabajadores, a saber, 17 mil, esto es más o menos el diez por ciento de su plantilla actual, obviamente el sindicato no está de acuerdo y se está defendiéndose a capa y espada para evitar esto. La administración de la armadora está en su papel de no ceder ante las presiones del sindicato que insiste que la Boeing está dando la espalda a los empleados que le apoyaron para salir adelante de esta crisis. La huelga fue iniciada cuando 33 mil trabajadores suspendieron actividades por el reclamo de un 40% de incremento salarial en cuatro años, la empresa no tiene dinero para aumentar eso, es más, necesita reducir su plantilla de trabajadores para poder solventar la crisis de credibilidad que la está apretando peligrosamente.
Cuando recién hubo el cambio de CEO en la administración para poder hacer frente a los compromisos de entrega la nueva administración contrató gran cantidad de empleados, muchos especialistas, gente de control de calidad lo cual significó el Talón de Aquiles. Está la Boeing sumamente atrasada en entregas, al grado de que las aeronaves B777X estarían siendo demoradas en aproximadamente seis años, el principal afectado por esta demora en las entregas es la compañía Emirates Airlines, hay que negociar con ellos y ofrecer algo a cambio de la grave afectación, dicen ellos. Como se sabe una demora en la entrega de aeronaves le pega fortísimo a los planes de expansión de las empresas, las pone en situación de vulnerabilidad ante los competidores, esto en verdad es malísimo. Todo marchaba bien a partir del cambio de CEO cuya mentalidad iba más enfocada a la calidad que se relegó a un segundo plano con la administración anterior, se buscó corregir la plana creciendo la plantilla de trabajadores para disminuir las esperas, pero el último acontecimiento del tapón de puerta de la aerolínea Alaska Airlines, terminó con la poca credibilidad que restaba a la empresa misma que se vino al suelo. Tan importante es el tema que la propia secretaria interina del trabajo en Estados Unidos se trasladó a Seattle, lugar en que se encuentra la fábrica Boeing, ella dialogará con ambas partes seguramente para que lleguen a un arreglo que perjudique lo menos posible a las partes. El privilegiar lo financiero sobre lo técnico/calidad no solamente se ve en las megafábricas en el mundo, en las propias líneas aéreas es palpable dado que los ingresos en, prácticamente efectivo, les hace contar con cantidades exorbitantes que manejadas adecuadamente produce intereses altísimos. Lo malo es cuando bajas tus niveles de calidad por hacer que los flujos de efectivo reditúen cantidades enormes, así que hay que cuidar la calidad.
Por cierto, Emirates está evaluando adquirir el A-350 en lugar del B-777X porque las demoras en entregas le hacen demasiado daño, ellos no van a permitir que Boeing les eche a perder sus planes, por fortuna hay más opciones. A propósito de Airbus estos están previendo deshacerse de cuando menos dos mil trabajadores para sanar sus también golpeadas finanzas, no es el caso de la competidora estadounidense, pero es una cantidad importante de trabajadores. Aunado a los problemas que presenta la armadora europea con el tema de la revisión de los motores de algunos de los modelos ofrecidos por ellos y que está afectando de manera muy significativa a muchas aerolíneas en el mundo. Así las cosas, para Boeing no se ha solucionado el delicadísimo nubarrón que tiene enfrente, imaginemos enfrentar una huelga de una cantidad fuerte de trabajadores, disminución enorme de valor accionario, casi 40%, una situación financiera que la está llevando al borde de entrar en el capítulo 11 de la ley de quiebras norteamericana. Por cierto, se escucha que la situación de la fábrica es una de las que más preocupa al gobierno norteamericano al grado de considerarlo emergencia nacional. Ojalá se compongan las cosas.
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