Este 2020, Año Nuevo, celebramos no solo las acostumbradas fechas familiares que tanto asociamos con camaradería, paz, amistad, buenos deseos, en las que todos aludimos a la buena salud y hacemos propósitos de año nuevo, sino que también abrimos el comienzo de una nueva década y bien valdría la pena que iniciáramos como Dios manda, con el pie derecho. Estoy realmente agradecido y sigo emocionado con el trabajo que se me ha encomendado, lo que estoy emprendiendo puede significar el inicio de una serie de eventos que, al menos en mi área, cambiarán lo que se ha hecho hasta ahora en temas de aviación civil en nuestro país. Son cambios que se necesitan en verdad, comenzando desde una nueva actitud hacia nosotros mismos y, con mayor asiduidad hacia nuestros usuarios, vengo de trabajar en la iniciativa privada y con aquellos criterios serían, nuestros clientes. En ese sentido, el fin que persigo es que mis usuarios/clientes se vayan satisfechos con la atención recibida así como la resolución clara y oportuna a sus solicitudes.
Uno de estos usuarios/clientes, son las escuelas. De hecho, una de las sub-direcciones que componen la esfera de trabajo de la dirección que atiendo es, precisamente, la de Escuelas. Como lo he mencionado en otros artículos, México cuenta con un poco más de doscientas escuelas repartidas a lo largo y ancho del territorio mexicano. Las hay de diversos tamaños, se podría decir que algunas más importantes que otras, sin embargo, quiero hacerme a la idea y así lo he expresado en diferentes foros, para mí, todas son igual de importantes y el trato que recibirán será el mismo. Todas o casi todas, han evolucionado sustancialmente, aunque hay temas pendientes de llevarse a cabo con los que, estoy seguro, incrementaremos el índice de seguridad que tanto perseguimos. Debemos reconocer que en las escuelas no tenemos un índice de seguridad que nos tenga satisfechos, sigue habiendo accidentes que pudieron haberse evitado, si ignoramos esto y decimos que todo está bien y que debemos celebrar cada año que tenemos muchas escuelas y que todas están de maravilla, mentiríamos.
Considerando que las escuelas de aviación son parte importante de la industria de la aviación en México, es menester que las autoridades aeronáuticas hagan su labor, como crear un piso parejo que rija las operaciones de estas instituciones, ya que, como lo he asentado en otros foros, las escuelas de aviación son un negocio, buen negocio, en caso de que se las maneje adecuadamente y todas deben competir en un ambiente de equidad. Las autoridades de aviación civil deberán ver por lo que buscan las escuelas para su buen funcionamiento pero también crear las condiciones necesarias para que las actividades aéreas en el espacio aéreo mexicano se desarrollen con la seguridad que deben hacerlo. Insisto en que los índices de seguridad, hasta ahora, no han sido enteramente satisfactorios y debemos realizar las acciones que nos lleven a evitar los indeseables accidentes. Deberemos realizar inspecciones, las de rutina en que se tiene que asegurar el correcto mantenimiento de las aeronaves, que se respeta la normatividad existente y que se cumple con los programas de capacitación con los que solicitaron su apertura, apego irrestricto a estos programas, vigilancia de los instructores registrados para impartir adiestramiento, ya sea de teoría, simulador o vuelo y que estos reciban su adecuado adiestramiento.
A la par de las escuelas de aviación tenemos la aviación privada que también representa un papel importante en nuestra industria y, no podemos negarlo, su nivel de seguridad no ha alcanzado los índices que se esperan, desde hace un buen tiempo. Y, de igual manera que en las escuelas de aviación, las facilidades que debe otorgárseles, así como las obligaciones a las que deben estar sujetas, tendrán que ser claras y ser cumplidas sin titubeos. En ambos campos de la industria, al igual que en las líneas comerciales debe contarse con procesos de adiestramiento claros, prácticos, apegados a lineamientos internacionales y aplicables a lo que tenemos en nuestro país. En ese sentido quiero señalar que tenemos que contar, en las tres modalidades de aviación, con programas específicos de formación, adiestramiento y capacitación, no solo de alumnos sino de instructores. En el caso de las líneas comerciales esto se lleva a cabo como se indica en los manuales de adiestramiento, ahí vienen contenidos los criterios para la correcta formación de instructores, y en general el panorama es bueno (solo tengo dudas en el método de selección de los instructores). En esto, quienes lo vivimos, sabemos que en la selección de candidatos no se privilegian criterios de facilidad de enseñanza, empatía y preparación técnica, desafortunadamente.
Los adiestramientos en la aviación privada normalmente se realizan en centros de instrucción de la marca de los aviones que se operan, normalmente se llevan a cabo en el extranjero y se debe reconocer que estos no son lo más ortodoxos, no siempre se pagan los mejores adiestramientos. En el caso de las escuelas de vuelo de nuestro país, la formación, adiestramiento y capacitación de instructores deja mucho que desear, es aquí donde se debe diseñar y cumplir con estricto apego y, sin miramiento alguno, un programa completo de formación que nos ayude a disminuir la gran cantidad de accidentes que desafortunadamente tenemos. Uno de los argumentos que se esgrimen en este caso es que al adiestrarse mejor a los instructores, en términos prácticos, al invertirle más dinero sería dinero desperdiciado porque en la primera oportunidad emigrarían a las líneas aéreas donde pagan mejor. El reto consiste en mejorar las condiciones de trabajo en general con el objeto de que no estén tan alejados de la aviación privada ni de las ofertas de las líneas aéreas. De igual manera podríamos tomar en cuenta la gran cantidad de pilotos jubilados que cada año salen de las empresas al llegar a la edad en que tienen que ser separados de los vuelos comerciales, estos pilotos están altamente capacitados. Estoy seguro que muchos de ellos estarían dispuestos a trabajar un tiempo adiestrando pilotos en aviones pequeños, claro está que las condiciones de trabajo deben ser, sino como en las empresas que volaban, mejor de lo que están en estos tiempos.
Dicen que, a grandes males habrá que aplicar grandes remedios, debe hacerse algo para mitigar la inseguridad que por desgracia aún reina en la operación de nuestras escuelas. Las estadísticas no mienten y los datos nos indican que el mayor número de accidentes, al menos entre 2013 y 2019, se dieron en vuelos que se realizaron llevando un instructor a bordo, más que con alumnos solos. Por lo expuesto vemos que al frente tenemos barreras que franquear, inercias que superar, trabajo arduo que realizar. Como es lógico pensar en esta gran empresa se requiere la participación de todos los actores de la industria de la aviación, líneas aéreas comerciales, aviación privada, propietarios de escuelas y autoridades.
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