El viernes 18 de mayo al mediodía tuvo lugar un terrible accidente en el aeropuerto José Martí de la ciudad de La Habana, en Cuba. Se trató de un avión Boeing 737-200 que la aerolínea Cubana de Aviación arrendó para realizar un vuelo de la capital del país a la ciudad de Holguín. Los fallecidos fueron muchísimos, más de cien.
El avión pertenecía a la empresa mexicana Aerolíneas Damojh, los tripulantes eran mexicanos y entre los pasajeros había diferentes nacionalidades. Hasta el momento nada puede saberse más allá sino que ocurrió en la inmediaciones del aeropuerto y que la aeronave se incendió en el momento del impacto.
Las condiciones meteorológicas al momento del suceso eran buenas, había nublados parciales altos y una temperatura de 27 grados Celsius, y los vientos eran ligeros. Hasta aquí podemos descartar que el percance se halla dado por razones climatológicas, lo cual ya nos concentra en otras causas.
Estoy de acuerdo con las voces que llaman a no hacer conjeturas, pero la gente no se puede quedar quietecita, esperando noticias oficiales que quién sabe cuanto tiempo tomarán para llegar a conclusiones, y luego para saber si estas son fidedignas al cien por ciento. Si bien, con lo que se tiene hasta ahora no se puede saber en forma exacta las causas del accidente, si nos va ubicando en lo que pudo haber ocurrido.
La dinámica es la misma que en todos estos horripilantes casos: se atiende a los deudos, en el sentido de rescatar a las víctimas y entregarlas a sus familiares; se buscan las grabadoras de voz y de datos, y se inician las investigaciones para tener un aproximado de qué fue lo que pasó.
Lo primero a lo que está obligado el Estado cubano, el rescate de las grabadoras, no será tanto problema ya que el terreno donde fue el impacto es fácilmente accesible a los equipos de recopilación de evidencias. Aunque parece obvio, en muchos otros casos la naturaleza del accidente no permite que esto sea posible.
Los elementos mencionados se envían a compañías especializadas donde, después de minuciosos análisis e investigaciones, se podrá emitir una causa probable del accidente. A partir de ese momento se puede iniciar un deslinde de responsabilidades y actuar en consecuencia.
Cabe aclarar que la edad del avión no es un factor determinante que incida en las probabilidades de que ocurra un accidente. En este caso, se trata de un avión de avanzada edad (treinta y ocho años los que tenía), adquirido por primera vez en 1979. Parece ser que Damojh, lo integró a su flota hace escaso año y medio. Este hecho nada tendría que ver con que fuera un aeroplano seguro o inseguro, siempre y cuando los servicios de mantenimiento hayan sido debidamente ejecutados, debidamente revisados y adecuadamente inspeccionados, esto último por las autoridades aeronáuticas. En este caso, la responsabilidad de la inspección recae en las mexicanas.
Además, los aviones viejos no requieren mayor mantenimiento sino que lo requieren más seguido. De hecho, las empresas de aviación no los adquieren porque, al estar más tiempo en tierra, les sacan menos jugo que a uno más nuevo, que puede volar hasta un sesenta por ciento más. Por otro lado, los precios de renta o de compra son mucho más bajos que los nuevos, razón por la cual las compañías pequeñas, que no pueden soportar altos costos, los buscan.
Si lo anterior lo tradujéramos en tiempo pues habrá que esperar un buen rato para encontrar al responsable, quien deberá hacerse cargo de gastos inherentes al hecho de diversa índole, y quien deberá llegar a un acuerdo con las aseguradoras para definir las cantidades que deberán de erogar por indemnizaciones y otros conceptos. Esa parte tan desagradable del asunto –y en la que menos queremos pensar– es la que no debe perderse de vista bajo ninguna circunstancia, pues es la que los responsables usualmente eluden o minimizan, al final de las investigaciones.
En fin, espero que este horror se termine lo más pronto posible: que los deudos encuentren paz y pronta resignación; que las víctimas descansen en paz pensando que serán recordadas por siempre, y que los que de alguna manera tenemos que ver con estos asuntos aprendamos de nuestros errores, en pro de una aviación más segura.
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