Las dos palabras del título de este texto son expresiones de suma importancia en el mundo de la aviación. Es más, son conceptos que nunca deben ser minimizados y mucho menos ignorados. Si bien estos dos términos no resultan nuevos para ninguno de los actores de este fascinante mundo aéreo, ambos son indispensables y deben ser tomados en cuenta. En muchos casos han sido sustituidos por la intuición y, en algunos otros, por la casualidad o la buena suerte.
Es menester reconocer que los dos términos han sufrido una evolución. Quienes estamos (o estuvimos) en el medio del transporte aéreo hemos vivido cambios importantes en la forma de dar o recibir adiestramiento el cual, en muchos casos, redunda en un mayor grado de seguridad.
Otro factor que ha sido importante es que los dos conceptos han cambiado de una manera muy rápida. Este ritmo no ha sido completamente asimilado por todos los que tienen que ver con esta actividad: merecen mayor atención y debemos todos ubicarnos en el dinamismo que muestran a cada momento.
Los adiestramientos y sus herramientas han ocupado un lugar primordial en el rubro aeronáutico. Cada aeroplano que pretenda ser operado con eficiencia y seguridad tendrá forzosamente que ser volado a través de un adiestramiento. Y cada adiestramiento consta de tres fases: la teórica, la de adiestramiento en sí, y la de evaluaciones para confirmar la asimilación de los procedimientos y su aplicación.
Las herramientas utilizadas para satisfacer estos puntos son: en la primera fase, los salones de clase y el material de exposición adecuado sobre los diferentes sistemas implícitos en los aviones; en la fase del adiestramiento en sí se requiere de una adecuada simulación (obviamente con simuladores) de lo que se ha aprendido en la etapa anterior; y la tercera fase combina las dos anteriores y permite, a través de un instructor capacitado, examinar el apego a la operación y procedimientos de quien pretende volar el aeroplano.
Otra cosa qué hay que tomar en cuenta es que hay calidades de adiestramientos, por ejemplo, el que ofrece el fabricante, que normalmente no tiene costo y es extremadamente básico. Claro que en estos casos el tiempo que dura el adiestramiento es mínimo, por lo cual solo se revisan los tópicos más elementales.
Esta instrucción tiene como propósito que un grupo reducido de la planta de pilotos conozca el avión para que sean ellos quienes, a su vez, entrenen a los pilotos de su compañía. A partir de ahí, se espera que los entrenamientos se vayan perfeccionando hasta tener un producto que se alinee con los objetivos de las compañías.
¿Qué propuso la industria?
Ahora bien, a estas alturas habría que hacerse la pregunta de qué tanto un entrenamiento se traduce en seguridad. Debemos reconocer que un buen entrenamiento de las tripulaciones no siempre basta para lograr un alto nivel de seguridad.
Tradicionalmente, se creía que con solo tener tripulaciones adiestradas en los procedimientos de operación de las aeronaves se lograba alcanzar los niveles de seguridad que la industria aérea requería. Pero al cabo de los años, los especialistas se dieron cuenta que faltaba hacer algo más para incrementar el nivel de seguridad.
Este fenómeno se presentó en casi todas las compañías a nivel mundial pero los problemas seguían sucediendo. Fue cuando los métodos específicos y enfocados al involucramiento de todos los elementos de las tripulaciones hicieron su aparición, para crear ejecutores de procedimientos y monitores de los mismos y de esta manera reducir las probabilidades de tener accidentes.
Para llevar esto a cabo, grupos de pilotos experimentados (con muchas horas de vuelo) crearon organismos en alianza con instructores de vasta experiencia para ofrecer adiestramientos de pilotos en las diferentes fases. Esto se ha replicado con éxito en países europeos y norteamericanos.
Curiosamente en México no se ha creado una organización de este tipo, sino que se ha optado por contratar a asesores extranjeros y ha funcionado bien.
Hoy en día, estos procedimientos de monitoreo y ejecución constante han evitado accidentes que no se sabía por qué ocurrían y que generaban siempre la pregunta: “¿por qué si los pilotos conocen sus sistemas y aplican las técnicas de vuelo correctamente, siguen ocurriendo accidentes?”.
Reitero: la mejor forma de asegurar que todo se hace conforme a lo establecido es que cada piloto supervise el trabajo del otro. Puede sonar un poco extraño en un principio pero, si los dos pilotos están realizando una maniobra de aproximación y ambos conocen los procedimientos, lo más pertinente es que cada quien monitoree al otro para comprobar que todo se esté efectuando como está establecido.
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