La bienvenida reanudación del tráfico aéreo post-covid, si bien permite soñar con un futuro prometedor para los operadores aeroportuarios, las aerolíneas y especialmente los pasajeros, por otro lado, recuerda a las autoridades y actores del transporte aéreo de la región la necesidad de América Latina de encontrar su verdadera Identidad Operacional.
Después de todo, ¿qué somos?
¿Una región donde el tráfico aeroportuario es tan reducido y nuestras condiciones climáticas tan favorables que nuestros aeropuertos pueden operar sin ninguna capacidad de vigilancia en superficie para garantizar la seguridad y eficiencia de nuestras operaciones?
¿Una región donde las Plataformas de los aeropuertos operan con tal nivel de inactividad que podemos delegar la eficiencia de su gestión en los Controladores Aéreos, cuya responsabilidad legal se limita a transmitir la información proporcionada por el Operador Aeroportuario a los Pilotos (ICAO Doc. 9137)?
O una región donde el crecimiento exponencial del tráfico aéreo nos obliga a “importar” soluciones EXTREMAS, adoptadas en regiones con un tráfico muchas veces mayor que el nuestro, ignorando el hecho de que históricamente RECHAZAMOS todos los pasos menos traumáticos, adoptados por dichas regiones, antes que las soluciones EXTREMAS se volvieran necesarias?
Jamás hemos aceptado retrasar el despegue de UN VUELO, para evitar esperas en ruta, desperdicio de combustible e impacto medioambiental (Ground Delay Program)… y ahora queremos someter TODOS LOS VUELOS a la exigencia de estimaciones absolutamente precisas (Targets), en un entorno de operaciones ciegas; de lo contrario, sus solicitudes de pushback serán rechazadas.
TÉCNICA y CONCEPTUALMENTE, queda al menos una década de retraso por recuperar. ¡Pero antes que nada, es esencial que resolvamos esta colosal ambigüedad y determinemos nuestra verdadera IDENTIDAD OPERACIONAL!
¡Y el primer paso es siempre el más difícil!
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