
No estamos escribiendo sobre algo nuevo, el cansancio acumulado que se convierte en fatiga y posterior neurosis de vuelo es una de las causas de incidentes y accidentes aéreos en todo el mundo.
Este aspecto se estudia constante y ampliamente como parte importante de factores humanos en aviación.
Se sabe lo que es y se conocen todas sus afectaciones y se reconoce su importancia en todos los niveles pero, aunque se han tomado medidas, no se ha logrado encontrar la fórmula adecuada para abatir o reducir la fatiga de todos aquellos que tienen que ver con la operación de una aeronave.
Los reportes médicos sobre fatiga principalmente por parte de los pilotos aviadores y auxiliares de vuelo aumentan cada día, y cada día se complican más y no pocos alcanzan niveles que llegan a neurosis y que también derivan en otras enfermedades de corazón y úlceras estomacales entre algunas otras que a la larga terminan siendo incapacitantes con el costo en todos sentidos y que esto representa.
La aviación moderna demanda a todos los profesionales de la industria una gran concentración y constancia, y los contratos laborales de hoy en día resultan ser sumamente exigentes en cuanto a los tiempos de jornadas.
Los trabajadores de todas las áreas se encuentran sujetos a grandes cargas de trabajo y estrés durante muchas horas. La duración de las jornadas de trabajo han cambiado poco a través de los años y hoy son muy parecidas a las que se tuvieron cuando los aviones comerciales todavía usaban motores de pistón.
La diferencia es que en nuestros días los profesionales de la industria han debido sacrificar descanso por mayores salarios y otras prestaciones y esto ha sido aceptado no solo por ellos sino por los administradores de las diferentes aerolíneas.
En estos tiempos no parece una buena idea sacrificar descanso por dinero por todas sus implicaciones pero cada profesional de la industria aérea tiene su propia necesidad que es muy respetable y quizá al final no se valora adecuadamente, ni por los propios trabajadores ni por los administradores de aerolíneas en todo el mundo, las implicaciones de los altos niveles de cansancio que pueden llegar a terminar en verdaderos desastres.
No son pocos los dictámenes oficiales de incidentes y accidentes aéreos que contemplan el cansancio de las tripulaciones como un factor contribuyente, por lo que resulta indispensable encontrar fórmulas que ayuden a reducir los índices de fatiga y por consiguiente los incidentes y accidentes en aviación.
Desde luego que este es un tema para médicos especialistas, psicológicos e investigadores de aviación aunque cualquiera de nosotros es capaz de comprender que el cansancio y la fatiga nos restan habilidades como la concentración total que podemos llegar a necesitar en cualquier momento.
Por ahora, reconocer ese momento en que nuestras posibilidades de concentración se ven afectadas y que impactan nuestro estado de alerta y hacerlo saber a quien corresponda resulta ser una buena actitud profesional que garantiza la seguridad de las operaciones aéreas.
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