La verdad es que, cuando hablamos de aviación, últimamente no tenemos muchas que celebrar, pero recibir la noticia por parte del propio presidente de México de que se han cumplido todos los requisitos y que en unos días la Administración Federal de Aviación (FAA) estaría regresando a la autoridad de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) la categoría 1 en seguridad aérea, es de las mejores, sin duda.
Han sido ya 28 meses de degradación que han afectado principalmente a nuestras líneas aéreas mexicanas, que han perdido millones de dólares debido a las restricciones propias impuestas por la categoría 2.
Como parte de esas restricciones, nuestras aerolíneas comerciales no han podido expandir sus rutas a Estados Unidos y han debido hacer verdaderos malabares operativos y financieros para poder utilizar las modernas aeronaves que siguen adquiriendo, y con las que ya se habían comprometido, pero que no pueden utilizar en rutas hacia el país del norte.
De acuerdo con información oficial, ha sido la secretaria de Relaciones Exteriores de México, Adriana Bárcena, quien ha sostenido pláticas y ha sido informada por el propio secretario del Transporte de Estados Unidos, Pete Buttigieg, de que en cosa de días AFAC recibiría la recertificación a categoría 1, después de haber cumplido con lo establecido en los anexos 1,6 y 8, de la OACI, eso han dicho.
Todos estaremos muy contentos y expectantes de que así sea, porque urge para que nuestra industria aérea continúe progresando después de haber recibido un tremendo golpe tratando de sobrevivir a momentos muy difíciles durante la pandemia por COVID-19, primero, y con la degradación a categoría 2 por parte de FAA, después.
Vale la pena reiterar que no han sido las líneas aéreas las que han sido auditadas.
Nuestras líneas aéreas están cumpliendo con los estándares internacionales exigidos en seguridad e, incluso, han recibido reconocimientos internacionales por ello.
A pesar de la buena noticia y hablando de la certificación en sí (aunque la deseamos fervientemente), a muchos nos resultaría difícil comprender la decisión favorable de los auditores de FAA, cuando todos quienes deben hacer algún trámite en AFAC siguen pasando un verdadero calvario burocrático.
Sabemos de la falta de todo tipo de recursos financieros, humanos y tecnológicos que afectan la administración de la Agencia Federal Mexicana.
Los trámites de licencia a personal técnico, cualquiera que éste sea, incomprensiblemente puede llevar cuatro meses o más, después de haber cumplido todos los innumerables requisitos exigidos por la oficina, en donde para empezar hace falta una máquina para hacer los plásticos que tiene un costo de sólo 12 mil pesos.
Los exámenes y requisitos del Centro Internacional de Adiestramiento de Aviación Civil (CIAAC) para obtención de cédula y título profesional, que son indispensables para la obtención de la licencia de piloto comercial, se han convertido igualmente en un camino lleno de obstáculos y todo el proceso es largo, complicado y rígido.
El proceso para regularizar y expeditar exámenes médicos al personal técnico ha sido un verdadero caos durante meses, y ha debido terminar en prórrogas por falta de médicos calificados y un sistema moderno y equilibrado que, a pesar de los recientes 14 médicos “terceros”, aprobados por AFAC para realizar exámenes, no acaba de cumplir con los estándares internacionales.
Por cierto, la confiabilidad de los exámenes se está viendo comprometida cuando vemos muchos casos de personal no apto por razones que no decide un médico, sino una computadora.
La oficina de investigación de accidentes de AFAC sigue sin tener un mínimo de recursos económicos y humanos, y no tiene independencia para trabajar.
Hoy no importa la clase de incidente o accidente aéreo que se pueda presentar en nuestro país, porque ninguno de ellos es investigado profesionalmente y no ha habido un dictamen hecho público, ni las recomendaciones pertinentes de los desafortunados eventos de los últimos años, incluyendo los que han involucrado a aeronaves privadas y de escuela.
Tema aparte es el que se refiere al análisis que está haciendo la SCJN sobre la constitucionalidad de varios artículos de la ley de aviación civil, entre los que sobresalen los referentes al posible conflicto de interés al otorgarle a las Fuerzas Armadas el control de aeropuertos y de una aerolínea comercial-civil-militar.
Si esta ley no fuera aprobada por la mayoría de los ministros, se puede convertir en un obstáculo real para lograr la categoría 1, y esta posibilidad es una que ya habían comentado los altos niveles de FAA hace un par de meses.
En fin, si a pesar de todos los problemas que aún persisten y que estamos viendo todos los días en el funcionamiento de AFAC, los auditores toman la decisión de regresarle la categoría 1, seguramente algo a muy alto nivel debió haber sido pactado.
Conocemos de la claridad técnica y profesional desde siempre de los procesos de FAA y OACI, por lo que, si no hay algún arreglo adicional entre gobiernos, no se puede entender la recertificación de cara a todos los problemas visibles en AFAC.
Sea como sea, y con arreglo adicional o sin él, ojalá que la recertificacion llegue y llegue pronto, para que nuestra industria, a pesar de los grandes obstáculos que se le imponen todos los días, pueda seguir su desarrollo y fortalecimiento.
Será la AFAC, aun calificada de nuevo en categoría 1 por un periodo de 10 años, la que tal parece seguiría instalada en la ineficiencia y la burocracia, y todos los involucrados en la industria aérea Mexicana seguirán sufriendo, de una manera u otra, las consecuencias.
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