Sobre cualquier asunto que tratemos, siempre será válido tener diferentes puntos de vista, diferentes aristas y también diferentes consecuencias después de tomar decisiones.
Refiriéndonos al desarrollo de nuestra industria aérea, a través de muchas décadas, siempre se ha discutido (todos los interesados incluidos) sobre la mejor forma de lograr seguridad, eficiencia operativa, creación de empleos y finanzas sanas, que aseguren un negocio a largo plazo para los inversionistas y una garantía de servicio social.
Tristemente, en nuestro México, siguen pasando los años y la industria aérea sigue enfrentando toda clase de decisiones erróneas, que se van quedando muy atrás de los nuevos tiempos que hoy vivimos.
Ya se ha comentado que todas las líneas aéreas que han quebrado, solo en los últimos 25 años, se han visto involucradas en malas decisiones administrativas o gubernamentales, que han dado al traste con el desarrollo de una mejor industria aeronáutica.
Los años de constante desarrollo de la aeronáutica mundial, con todas sus altas y sus bajas, han traído valiosas experiencias, y han hecho expertos de todo tipo de profesionales con conocimiento y visión.
Tristemente, en México, se sigue desperdiciando ese valioso activo, cuyos puntos de vista, opiniones, sugerencias y hasta reclamos muy válidos no se han tomado en cuenta.
Solo en los últimos cuatro años hemos sido testigos de la inexplicable cancelación de la construcción, del que vendría a ser un aeropuerto de vanguardia y de nivel internacional en Texcoco, y la construcción, a medias en términos técnicos, de un aeropuerto híbrido como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
Hemos visto la falta de apoyos a las aerolíneas mexicanas en plena crisis de pandemia, la degradación de nuestras autoridades a Categoría 2, la total ineficiencia de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), el descuido del aeropuerto Benito Juárez, el abandono del aeropuerto de Toluca y la subutilización de algunos otros aeropuertos de la red nacional.
Próximamente veremos, por decreto presidencial, la mudanza de las operaciones de carga hacia el aeropuerto Felipe Ángeles, la militarización de nuestro espacio aéreo y, para terminar, hoy debemos enfrentar la amenaza que representa el cabotaje aéreo dentro de nuestro territorio.
En todo lo que hemos comentado arriba, y que contempla decisiones vitales para el buen desarrollo nuestra industria de aviación, no se han tomado en cuenta la opinión en contra de todo tipo de expertos mexicanos e instituciones, incluso internacionales de la industria.
Se les ha invitado a foros y reuniones, pero realmente no han sido tomados en cuenta y las pruebas de ello están a la vista.
Todo lo que hasta hoy se ha realizado en este sexenio, en materia aeronáutica, viene de decisiones únicamente políticas y cada una de ellas está teniendo hoy, y tendrá en el futuro, consecuencias que todavía no es posible medir, pero que sí podemos predecir y que van a seguir afectando a nuestra industria aérea y a la economía de nuestro México.
En los últimos cuatro años, hemos visto desaparecer a Interjet y, en estos días, Aeromar ha suspendido sus operaciones en camino a una inminente quiebra.
Seguimos insistiendo en la necesidad de que México tenga una política aérea de Estado, que cuide y regule intereses de nuestra aviación y marque los límites a las extranjeras, pero hasta hoy no se han visto esfuerzos reales por su creación y solo se ha aprobado parte de una ley de aviación civil la que, en algunos términos, solo servirá para complicar aún más el panorama presente y futuro para nuestra industria aérea.
La aviación no puede seguir dependiendo de decisiones políticas, que son tomadas por personas que ignoran el tema, que no escuchan a los especialistas y que no son capaces de medir las consecuencias.
La Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA), a través de su secretario general, Humberto Gual, y el Colegio de Pilotos Aviadores de México (CPAM), bajo la presidencia del Cap. Ángel Domínguez Catzin, han dado y seguirán dando la batalla por cuidar la soberanía de nuestros cielos, la viabilidad de nuestras aerolíneas y la planta de miles de trabajadores de la aviación en México.
El liderazgo de ambos colegas pilotos aviadores, se puede comparar con el de aquellos que fundaron el sindicato y el colegio, hace más 65 años.
Ellos han levantado la voz valientemente a nombre de los pilotos profesionales mexicanos, incluyendo también a los más de 55,000 que conforman IFALPA para tratar de hacer ver al gobierno Federal todos los graves errores que se cometen en contra de la aviación de nuestro país, que ahora incluye el que se quiere cometer con la aprobación del cabotaje aéreo.
Los diputados pronto tomarán la decisión sobre este importante último tema, referente al cabotaje y, en todo caso, la última palabra podría tenerla la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Las decisiones políticas están debilitando a nuestra industria aérea, ¡ya basta de agredirla!
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