Vocación de servicio es servir a los demás a través de la empatía, o sea, la capacidad que tiene una persona para ponerse en el lugar del otro con optimismo y con conocimientos sobre el trabajo que se realiza.
La vocación de servicio se puede encontrar por medio de la experiencia, sin embargo, se puede perfeccionar a través de la capacitación constante y de la comunicación.
En la mayor parte de las dependencias a las que tenemos que acudir para realizar un trámite, no es posible encontrar la vocación de servicio y los verdaderos deseos de solucionar los problemas.
Una vez más, hablar de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) y de todos sus diferentes departamentos (con sus contadas excepciones), es hablar de esa falta de vocación por servir a los demás, es hablar de desinterés, de falta de profesionalismo. Y esto es lo que provoca una tremenda ineficiencia, que está a la vista y que en el medio aeronáutico hemos sufrido desde hace años.
El personal cambia constantemente de oficinas, de departamentos y de obligaciones, pero la eficiencia requerida no la encontramos por ningún lado, porque hace falta la experiencia y el entrenamiento para hacer un trabajo que es muy importante para la industria aérea.
El no hacer ese trabajo nos tiene atrapados en la categoría 2 y, hasta hoy, a más de 16 meses, no se ve cómo y cuándo las autoridades aeronáuticas de México podrán recuperar la categoría 1.
En la última propuesta presupuestal para el año 2023, por parte del gobierno al Congreso, se contempla un aumento del 30% para AFAC, que serían en total unos 662 millones de pesos, cantidad muy lejana a los 2 mil millones requeridos, según lo dicho por su director el general Carlos Rodríguez Munguía.
Vale la pena comentar que, el 90% de los recursos de AFAC, se destinan al pago de nóminas.
Por eso, insistimos en que no se ve cómo se puede pasar la auditoría de FAA y buscar la calificación de categoría 1, cuando la Agencia Federal Mexicana no cuenta con los recursos económicos necesarios para hacerse de la tecnología avanzada y del personal con vocación de servicio con experiencia y entrenamiento que vendría a solucionar muchos de sus problemas.
Por otra parte, y esto lo debe saber el general Rodríguez Munguía, tres de los departamentos de AFAC que requieren de la mayor atención actualmente, son el de licencias a personal técnico, el de control al que pertenecen los inspectores verificadores y el CIAAC.
El departamento de licencias de AFAC es ineficiente y la burocracia plena de pretextos y esclava de reglamentos de los años 60s tiene a particulares y aerolíneas esperando licencias de todo tipo por meses, y a nadie se le ha ocurrido un procedimiento eficaz para darle celeridad a este proceso.
El tema de los inspectores certificadores es otro de los que deben ser resueltos a solicitud de FAA, y es que no se tienen los suficientes a pesar de las últimas contrataciones, no están recibiendo los entrenamientos requeridos y sus salarios deben ser al menos iguales a los de un piloto capitán de línea aérea.
En cuanto al CIAAC, ha caído en un nivel de ineficiencia tal que hoy tiene a cientos de pilotos en espera de ser programados para exámenes de teoría y simulador para poder obtener cédula y título profesional.
El nivel de pilotos reprobados rebasa el 90%, y eso debería decirle al general Rodríguez Munguía lo que ya todos sabemos (incluidos ASPA y el Colegio de Pilotos) y es que los exámenes están mal pensados, mal organizados, mal hechos aunque quienes los idean y los ponen en la mesa digan que tienen doctorados y maestrías.
Si su preparación fuera realmente de ese nivel, los exámenes serían de carácter profesional y adecuados a la realidad de nuestros días, con la intención de examinar pilotos que salen de las escuelas de vuelo a un nivel acorde y no la de buscar la manera de reprobarlos con exámenes que ni ellos entienden.
Y aquí va el reto a cualquiera de ellos: “expertos, con Doctorados y Maestrías” encargados de diseñar los exámenes de teoría del CIAAC, yo les propongo 50 preguntas generales únicamente sobre aviación de manera pública y ustedes las contestan para pasar con un mínimo de 80% de aciertos… ¿cómo la ven?
En fin, como ya hemos dicho, la vocación de servicio en AFAC, en todos sus diferentes departamentos y con sus muy honrosas excepciones, simplemente no existe, no hay ganas de hacer las cosas, no hay preparación adecuada ni se cuenta con los elementos económicos suficientes, humanos y técnicos necesarios para hacer el trabajo eficiente y rápido.
Resumiendo, muchos no saben lo que tienen en las manos y no se pueden imaginar todo lo que depende de un trabajo bien hecho.
Como están las cosas y como se ven venir, hay que agradecer que no existe la categoría 3.
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