El Viagra es la famosa pastilla azul, desarrollada por los laboratorios Pfizer en 1998. Originalmente, fue concebida como un fármaco eficaz para tratar la hipertensión de la arteria pulmonar y, con ello, aminorar síntomas de insuficiencia cardiaca congestiva; sin embargo, poco después se descubrieron sus propiedades farmacológicas coadyuvantes para mejorar los síntomas de la disfunción erectil en varones, cuya alteración, en mayor o menor grado, suele presentarse después de los cuarenta años.
A través del os años, el sildenafilo (principio activo del Viagra), ha sido muy popular, tanto así que puede adquirirse sin receta médica, aún con los ciertos efectos colaterales descritos y las contraindicaciones relativas y absolutas para su uso.
Por ejemplo, entre sus principales efectos colaterales o reacciones secundarias se encuentran el rubor facial, la cefálea, la intensa fotosensibilidad, visión borrosa, palpitaciones y alteraciones en el tubo digestivo alto, como ardor o dolor estomacal y esofágico.
Las alteraciones visuales generadas por la ingesta del Viagra podrían poner en riesgo una operación aerea, debido a un cambio en la percepción de los colores como el verde y el azul.
Así lo indican varios Boletínes médicos de la sanidad aérea, que insisten sobre el peligro que corren los pilotos de confundir el azul con el verde, colores frecuentemente utilizados en la cabina, principalmente de noche y en caso de perturbaciones meteorológicas. El 3% de los consumidores de Viagra acusan problemas de visión.
Si estimamos que la duración promedio de los efectos del Viagra es de cuatro horas y media, debe de respetarse un lapso de seis horas entre la toma de un comprimido y el comienzo de un vuelo.
Finalmente, además de los problemas de visión, el Viagra puede disminuir la atención completa que requiere el trabajo de pilotaje.
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