Una vez que se inaugure el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) en Santa Lucía, y se recupere el tráfico a niveles prepandémicos, se requerirá de una coordinación muy exacta para mitigar riesgos entre sus operaciones y las del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), señaló Jesús Navarro Parada, presidente del Colegio de Ingenieros Mexicanos en Aeronáutica (CIMA).
Si bien las autoridades mexicanas implementaron recientemente la Navegación Basada en el Desempeño (PBN, por sus siglas en inglés), que debería traer, entre otros beneficios, mayor eficiencia en rutas, reducción de demoras operacionales y reducción en las interacciones y carga de trabajo para pilotos y controladores, se requiere capacitar continuamente a pilotos y controladores, ya que son los actores principales en la operación de las aeronaves.
Actualmente, los niveles de tráfico en el país rondan el 45% de lo registrado en 2019. De acuerdo con Navarro, esta situación por sí sola mitiga una buena parte de los riesgos en las operaciones aéreas, pues se alivia la saturación que existía en el aeropuerto capitalino.
El presidente del CIMA estima que será a finales del año 2023 cuando la industria del transporte aéreo de México alcance la recuperación en términos de tráfico de pasajeros.
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