Diversos colectivos de ciudadanos solicitan ser considerados en el rediseño del espacio aéreo que se llevó a cabo recientemente en la Zona Metropolitana del Valle de México, e hicieron una petición a la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), a través de la plataforma Change.org, buscando clarificación sobre la forma en la que ésta se encuentra involucrada.
“¿Por qué acudimos a la OACI?, porque nos llamó la atención que en ruedas de prensa el gobierno hablara como si la OACI estuviera directamente involucrada en el proceso”, señaló, Alfredo Acle Tomasini, representante de los vecinos afectados por el rediseño del espacio aéreo.
De acuerdo con la SCT, para la reestructuración del espacio aéreo se contó con el apoyo de la consultora NavBlue y la participación activa de especialistas, profesionales y académicos representantes de organizaciones aeronáuticas como la OACI, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, la Cámara Nacional de Aerotransportes, el Colegio de Pilotos Aviadores, el Colegio de Ingenieros en Aeronáutica, representantes de líneas aéreas y propietarios de aeronaves, operadores de aviación general, aviación militar y colegios de especialistas, aseguró la SCT en un comunicado publicado en marzo.
Sin embargo, el objetivo de la OACI es establecer reglas comunes para que la aviación pueda operar de forma estándar en todos los países, por lo que no decreta, sino que da recomendaciones que los gobiernos deciden si aplican o no. Hasta ahora, la OACI no ha brindado respuesta a la organización ciudadana.
De acuerdo a los colonos, pese a que han habido reuniones entre habitantes y representantes de Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam) y SCT, no ha habido un avance real; ante la falta de resultados, los ciudadanos han logrado dos amparos que han suspendido el proceso.
“La intención es que entiendan nuestros puntos de vista y que no se cierren. Están jugando, rehaciendo el espacio aéreo, sin considerar que lastiman intereses de terceros y dan argumentos como ‘aguántate’ o ‘te vas a acostumbrar’. Si no actúas con oportunidad, desencadenas acciones que pueden impedir el desarrollo normal de la aviación civil comercial”, señaló Acle Tomasini, en entrevista con A21.
Si bien señaló que los amparos no son la solución ideal, es la única forma que han encontrado los ciudadanos para defenderse de las acciones unilaterales del gobierno y Seneam, que no consideraron las necesidades y posibles afectaciones que tendría el cambio de las rutas aéreas en el Valle de México.
El 3 de mayo, el Consejo de la Judicatura Federal ordenó concentrar los amparos contra el rediseño del espacio aéreo en el Juzgado Quinto de Distrito en Materia Administrativa de la Ciudad de México. De esta manera, los jueces que concedieron los amparos, no podrán dictar la suspensión definitiva del rediseño ni determinar si la SCT violó la suspensión al no parar las operaciones, argumentando que necesitaría más de tres meses para reintroducir el sistema anterior.
De acuerdo con un estudio realizado por Pablo Ortiz Haro, consultor independiente en ingeniería especializada en transporte, más de 113 kilómetros cuadrados —en donde viven más de un millón de personas— se ven afectados por un nivel de ruido de 61 o más decibeles causado directamente por el paso de aeronaves.
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Los ciudadanos han hecho hincapié en que la contaminación auditiva por periodos prolongados de tiempo crea problemas de salud como alteraciones cardiovasculares, psicofisiológicas, de sueño, y auditivas, entre otras.
Por esta razón, diversos organismos internacionales han hecho llamados constantes para que todos los gobiernos del mundo tomen en cuenta las necesidades de sus poblaciones durante la construcción de aeropuertos y el diseño de rutas aéreas.
Por ejemplo, derivado de este tipo de propuestas, así como de campañas organizadas por ciudadanos, el aeropuerto de Múnich invirtió 62 millones de euros para prevenir que el ruido provocado por las actividades aéreas exceda los 55 decibeles al interior de las casas.
Para esto, ha entregado ventanas especiales, sistemas de ventilación y compensación económica a más de cuatro mil 300 unidades residenciales en las áreas cercanas a la terminal de Múnich, de acuerdo con información disponible en su sitio web.
En Estados Unidos, la Administración Federal de Aviación (FAA) también tiene un programa para reducir el ruido provocado por las aeronaves, sin embargo, México no tiene un programa que busque reducir el impacto sonoro al medioambiente y a la sociedad, señaló Acle Tomasini.
“Este tipo de afectaciones son las que se tienen que tomar a consideración y que son restricciones y normas en otros países, pero aquí les valió. Actuaron con total impunidad”, dijo.
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