La obra del sistema de gestión hidráulica, que busca evitar inundaciones en el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), podría agudizar la crisis de acceso al agua que ya afecta a la Ciudad de México y sus municipios conurbados, consideró Valente Souza Saldívar, especialista en planeación urbana.
El riesgo radica en que el proyecto de red hidráulica y de drenaje –que evitaría que los escurrimientos de agua de lluvia aneguen las pistas y edificios de la futura terminal aérea– limitaría la capacidad de recarga de acuíferos para la capital del país.
Esta infraestructura, explicó el arquitecto, considera el agua de lluvia como una “maldición” en vez de como un recurso que puede ser aprovechado para la recarga de los acuíferos de la ciudad.
“La única forma es tener densidad forestal que amortigua la lluvia cuando cae y entonces tiene tiempo de percolación; (…) este tipo de absorciones son las que se deberían fomentar cuando vivimos a dos mil 250 metros sobre el nivel del mar y nuestra única fuente de agua es la lluvia”, apuntó el experto, en entrevista con A21.
Y es que, por ser más denso, el subsuelo de características salobres en el que se construye el NAICM evita la absorción natural del agua pluvial, lo que obligó a que el proyecto incluyera una megaobra de infraestructura hidráulica para “blindar” a la terminal aérea de inundaciones.
“Se están haciendo obras de derivación de aguas superficiales muy grandes, que enviarían el agua al Túnel Emisor Oriente. La lógica es enviar toda la aportación de agua que inundaría las pistas, y para eso se debe derivar el agua fuera de la Cuenca de México”, explicó el especialista.
“Este es un problema mayúsculo. Por eso, lo que propongo es el manejo forestal de esta zona (en las faldas de los volcanes de Texcoco) para que el agua se infiltre aquí, y entonces, las obras de derivación básicamente sean de protección”, agregó.
Souza se pronunció a favor de que la construcción del NAICM continúe en Texcoco, y de que se invierta en el desarrollo del plan de manejo hidráulico y de gestión de aguas pluviales para el aeropuerto. No obstante, propuso también que se considere un plan de reforestación.
“De lo contrario podría ocurrir algo muy grave porque le restas la aportación hídrica al acuífero del Valle de México, no local, sino del Valle y la ciudad es la que podría tener un problema muy grave por escasez de agua”, advirtió el especialista en planeación urbana.
Asimismo, advirtió que los efectos de sacar los escurrimientos pluviales de la Cuenca de México serían notorios en un horizonte de diez a 15 años, “pues los problemas medioambientales no se notan en una sola administración, sino después”.
Finalmente, el arquitecto reiteró que con la reforestación de las zonas de ladera se reduciría la cantidad de agua superficial que escurriría hacia el terreno del NAICM, la cual podría ser manejada por la infraestructura para su gestión.
“Hacer esto costaría siete centavos el metro cúbico de recarga. Es muy barato. Se empieza inmediatamente con pastizales y en cinco años ya tienes árboles de cinco metros. Se hace reforestación de cuatro metros y se va consolidando, con una estrategia forestal”, aseguró.
La construcción del @NvoAeropuertoMx garantiza su viabilidad a largo plazo, está diseñada para que éste sea autofinanciable #NAIM https://t.co/q04dodZilm #6toInforme Presidente @EPN pic.twitter.com/v2lkO7765U
— Presidencia México (@PresidenciaMX) 31 de agosto de 2018
Protección contra las lluvias
Para evitar que las pistas del NAICM se aneguen por los escurrimientos del agua de lluvia el proyecto contempla la construcción de un Sistema de Drenaje Pluvial Temporal 2016-2020 y de un sistema de Drenaje Pluvial Profundo.
Para la construcción de ambos se consideró una inversión de siete mil 498 millones de pesos, de acuerdo con la información que Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) entregó al equipo del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador y que fue publicada en su página web.
Se trata de un sistema de tuberías para la gestión del agua de lluvia que escurra de la zona montañosa del Valle de Texcoco, el cual interactuará con tres drenes subterráneos paralelos a las pistas, dispuestos con inclinación norte a sur, los cuales serán apoyados con tres plantas de bombeo y cuatro cuerpos de regulación.
Además, la Comisión Nacional del Agua planteó cinco proyectos hidráulicos para la zona oriente del Valle de México que considera la construcción de 5 cuerpos de regulación y la rehabilitación de cuatro más con capacidad para 45 mil metros cúbicos de agua.
La rectificación de 83 kilómetros en 13 cauces para mejorar el funcionamiento hidráulico de la zona, la construcción de 142 kilómetros de colectores en los nueve ríos del oriente para conducir las aguas generadas en la zona.
También la construcción de 11 plantas de tratamiento de aguas residuales y la rehabilitación de nueve para sanear los ríos y la construcción de 35.2 kilómetros de túneles y el entubamiento de 7.1 kilómetros de un cauce para mejorar la conducción del caudal.
La Comisión Nacional Forestal detalló en un informe entregado al equipo del presidente electo, que cinco mil 537 hectáreas de la región de la cuenca media y alta de Texcoco fueros reforestadas, con un índice de sobrevivencia de 95 por ciento.
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