
El panorama del transporte en China ha experimentado una transformación profunda pero silenciosa, que está redefiniendo la movilidad en el país y reconfigurando los roles del transporte aéreo y ferroviario dentro del ecosistema nacional, afirmó Scott Zhao, analista Principal de Aviación en Cirium Ascend Consultancy.
Expresó que en el centro de este cambio se encuentra el auge del Tren de Alta Velocidad (high-speed rail, HSR), que no solo ha captado cuota de mercado frente a la aviación de corta distancia, sino que también ha alterado de forma estructural el comportamiento de los viajeros, las estrategias de red de las aerolíneas y la conectividad urbana.
Desde hitos estratégicos como la aceleración ferroviaria de 2007 —cuando varias líneas existentes se actualizaron para operar hasta 250 km/h— hasta el lanzamiento en 2017 de los trenes “Fuxing” que alcanzan 350 km/h, China ha desarrollado una de las redes HSR más avanzadas del mundo, superando al transporte aéreo en muchas rutas regionales.
Para los viajeros urbanos en China, el tiempo total desde la salida del hogar hasta pasar los controles de seguridad es un factor decisivo, evidenciando una clara ventaja operativa del tren de alta velocidad frente al transporte aéreo, especialmente en trayectos regionales.
En ciudades de primera categoría como Beijing o Shanghái, el proceso completo hasta el control de seguridad toma en promedio 120 minutos para vuelos, frente a solo 75 minutos en estaciones HSR, lo que representa un ahorro de 45 minutos.
Esta tendencia se repite en ciudades de segunda y tercera categoría, donde el ahorro promedio es de 40 y 35 minutos, respectivamente. Estas diferencias se basan en datos obtenidos en condiciones estándar —zonas residenciales típicas, sin congestión de tráfico y con tiempos de espera promedio— y reflejan una creciente preferencia por el HSR en desplazamientos de corta distancia.
El ahorro de tiempo se explica por tres factores clave: las estaciones HSR suelen estar a 10–15 km del centro urbano (frente a los 25–40 km de los aeropuertos), los accesos son más rápidos y con menos congestión, y los controles de seguridad son más eficientes, con colas más cortas y menos protocolos restrictivos.
Estas ventajas explican el dominio del HSR en trayectos de menos de 800 km, donde ofrece un servicio más rápido, confiable y conveniente, incluso si el tiempo de vuelo es menor.
A medida que se expande la red HSR, los vuelos de corta distancia pierden relevancia. Datos del Cirium SRS Analyser muestran un cambio estructural en los patrones de vuelo doméstico.
“Aunque el volumen total de vuelos se ha más que duplicado desde 2011, su crecimiento se ha estancado en los últimos años, con una ligera caída en el primer trimestre de 2025 que sugiere saturación”, afirmó Scott Zhao.
Más importante aún, la distancia promedio de vuelo ha aumentado de 1,477 km a 1,610 km, mientras que la proporción de vuelos cortos (≤800 km) ha caído bruscamente del 26.4% al 15.9%.
Este cambio no es accidental: refleja el impacto creciente del HSR en la demanda por ruta. Las aerolíneas están respondiendo redistribuyendo capacidad hacia tramos de media y larga distancia, donde el transporte aéreo mantiene su ventaja competitiva.
En lugar de eliminar la demanda aérea, el HSR parece estar redirigiéndola. Las aerolíneas están dejando de enfocarse en rutas saturadas de corta distancia —especialmente donde el HSR es fuerte— y priorizando vuelos domésticos más largos, servicios internacionales y regiones donde la cobertura ferroviaria sigue siendo limitada, como el oeste de China, ciudades pequeñas o corredores con múltiples escalas.
El impacto del HSR sobre el segmento de corta distancia es evidente, pero no implica necesariamente una caída en la demanda total de aeronaves. En cambio, esta puede estar trasladándose hacia aviones más adecuados para vuelos más largos.
Según Cirium, se prevé la incorporación de más de 6,600 aeronaves de fuselaje estrecho en los próximos 20 años, impulsada no solo por renovación de flota, sino por transformaciones estructurales en el diseño de rutas y los perfiles de demanda, a medida que las aerolíneas priorizan eficiencia y alcance.
“Para los responsables de políticas públicas y líderes del sector, la lección es clara: el tren de alta velocidad no debe considerarse únicamente un competidor del transporte aéreo, sino un habilitador de eficiencia intermodal. Con esquemas de integración como horarios coordinados, boletos combinados y planificación de infraestructura conjunta, China podría estar desarrollando un modelo replicable que reduzca redundancias, mejore la conectividad y fortalezca la resiliencia del sistema”, agregó.







