La autoridad de aviación civil de Indonesia (KNKT) informó que en octubre publicarán su reporte final sobre el accidente del vuelo JT610 de Lion Air, que ocurrió el 28 de octubre de 2018 y dejó un saldo de 189 personas fallecidas.
Este accidente fue el primero, de dos, que ocurrió con un avión B737 MAX de menos de un año de edad y que derivó en que, en marzo, las autoridades reguladoras a nivel mundial dejaran en tierra a la flota global de estos aviones de fuselaje estrecho de Boeing.
Sin embargo, durante septiembre, las autoridades indonesias enviarán un borrador del reporte a Boeing, Lion Air, la Administración Federal de Aviación (FAA) y otros entes reguladores para buscar su retroalimentación, informó Polana Pramesti, director general de la KNKT.
El reporte preliminar del accidente del vuelo JT610 señaló que el B737 MAX presentó fallas en el Maneuvering Characteristics Augmentation System (MCAS, por sus siglas en inglés), un software exclusivo a la familia MAX que operaba con base en la información recibida de un sensor, sin que los pilotos fungieran como intermediarios.
Este software hizo que la nariz de la aeronave bajara (al sentir que el Ángulo de Ataque era muy pronunciado); los pilotos intentaron contrarrestar esta acción hasta que, eventualmente, el MAX cayó en el mar de Java, sin dejar sobrevivientes.
Cinco meses después, en marzo, el accidente del vuelo ET302 de Ethiopian Airlines presentó similitudes y el reporte preliminar destacó que el MCAS también podría ser el factor contribuyente de la caída de este vuelo, que transportaba 157 personas en un vuelo entre Addis Abeba, Etiopía y Nairobi, Kenia.
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