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05/11/2024

Coches voladores: ¿el mercado aéreo del futuro?

Jorge Castellanos / Jueves, 1 Junio 2017 - 09:25
AeroMobil, Uber y Airbus se disputan el control de la atmósfera baja… ¿Quién ganará?

Con información de Rodrigo Anaya.

"Óiganme bien: una combinación de avión y automóvil viene en camino. Ríanse, si quieren, pero llegará”. Esta frase, atribuida a Henry Ford en 1940 y que entonces no parecía más que un disparate, está cerca de convertirse en realidad… tan cerca como 2020, que es el año marcado para las primeras entregas al público del AeroMobil, un avión rodante desarrollado por la compañía eslovaca del mismo nombre y que desde hoy ya se puede ordenar por un valor que oscila entre 1.2 y 1.6 millones de dólares.
 
Este vehículo tierra-aire tiene lo necesario para cumplir ambas facetas: como automóvil tiene un rango de 700 kilómetros y alcanza una velocidad máxima en carretera de 160 kph. Y en solo tres minutos se transforma en aeronave, con una autonomía de vuelo de 750 kilómetros y una velocidad máxima de 360 kph en el aire. 

Aunque el plan de producción de la compañía solo contempla la fabricación de 500 aviones rodantes para su venta al público europeo, asegura que cada una de estas unidades estará certificada para cumplir las regulaciones tanto aéreas como vehiculares.

 
Sin embargo, entre los inconvenientes para operarlo está que además de la licencia de manejo, el usuario deberá contar con una licencia de piloto comercial, además de que cada despegue deberá realizarse desde un aeródromo u otro espacio autorizado.
 
Aunque este concepto no es nuevo, las perspectivas que se plantean con el lanzamiento e inminente irrupción en los cielos de este tipo de vehículos ponen de manifiesto los temas que deberán resolverse antes de que este naciente sector aéreo pueda alzar el vuelo.
 
Costo-beneficio y variantes
 
Actualmente, los costos de fabricación de los autos voladores son extremadamente altos: por citar un ejemplo, el proyecto Elevate de Uber, que plantea la puesta en marcha de una red de taxis aéreos para 2026, estima una inversión inicial de 1.2 millones de dólares por cada unidad de vehículos de despegue y aterrizaje vertical (VTOL por sus siglas en inglés). 

Es decir, costaría lo mismo que tener tu propio AeroMobil, pero éste último lo podrás guardar en tu garaje. Sin embargo, el VTOL no tiene la función dual de rodar en carretera, sino que solo hace traslados punto a punto entre ciertas bases designadas o helipuertos autorizados. 
 
El plan a largo plazo de Uber y sus socios aeronáuticos (Aurora Flight Sciences, Bell Helicopter y Embraer, entre otros) es llegar a niveles de producción de 6 mil unidades VTOL por año, lo que permitiría reducir el costo por vehículo a cerca de 238 mil dólares y con ello, la tarifa por viaje.
 
De este modo, si se toman en cuenta los límites de la movilidad en las megalópolis de hoy, tomar un Uber Elevate para ir de ciudad en ciudad al precio de un UberX, pero llegar en una fracción de tiempo a tu destino, no sería tan descabellado después de todo.
 
Volviendo al caso de los aviones rodantes, pese a que aún no existe un marco regulatorio que dicte como se deben de llevar acabo las operaciones aéreas de este tipo de vehículos, la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos ha dado un paso adelante al otorgar su aval al Terrafugia Transition, un prototipo de coche volador originado en el prestigioso Instituto Tecnológico de Machassussets, y para el cual solamente solicita a los interesados en pilotarlo una licencia deportiva de vuelo.  

Por su parte, el fabricante aeroespacial europeo, Airbus, también tiene su apuesta, aunque radicalmente distinta: se trata del llamado proyecto Pop.Up, una cápsula biplaza que se transforma de dron a automóvil y de nuevo a dron en segundos, y que podrá volar a una velocidad máxima de 60 millas por hora.
 

Este vehículo multimodal, creado en colaboración con la firma de diseño Italdesign (famosa por sus conceptos para BMW, Alfa Romeo y otras firmas automotoras), estará hecho a base de fibra de carbón y será propulsado por motores eléctricos cero emisiones.

Además, será automatizado y no requerirá de un helipuerto o un garaje para estacionarse, ya que Airbus se encargará de eso por ti. ¿La mala noticia? Aún no hay fecha de lanzamiento siquiera de un prototipo.
 
En suma, aunque el mercado de vehículos aéreos parece estar en pañales dadas las necesidades de conectividad, infraestructura, normatividad e incluso de ingeniería, parece que no estamos tan lejos de decir: “a donde vamos no necesitamos caminos” como lo hizo aquel personaje de la famosa película ochentera.

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